Emma tomó asiento sobre la silla del escenario, su corazón latía a la misma velocidad que las alas de un colibrí, sus manos acariciaban el chelo con tranquilidad, acomodó su cuerpo y el instrumento, esperando el inicio de la orquesta.
Las cuerdas del violín fueron las primeras en sonar, llenando el escenario con armonía, que al unirse con los demás instrumentos, toda la tarima emprendió vuelo junto a las nubes.
Emma cerró sus ojos, y se concentró en la dulce vibración de su pecho provocada por el chelo que la transportaba a diversos mundos. Al tocar cada cuerda, la chica desnudaba completamente las partituras, dejando al chelo entonar su propia voz, unificándose con las sombras de Emma que bailaban a su alrededor.
La chica abrió sus ojos y agudizó su oído cuando florecieron las trompetas, escuchando casi un segundo después, el roce de las hojas contra las ramas al caer desde la punta del árbol, sin embargo, lo que sus oídos escuchaban no eran hojas...se trataba de un par de zapatillas rozando contra el suelo que transportaban una silueta sutil y delicada.
Emma se concentró en la bailarina frente a ella, se preguntaba si los reflectores la verían alguna vez. La envidia se adueñó de las cuerdas del chelo, resaltando los pensamientos ruidosos de Emma, la cual no apartaba su mirada de aquella chica que desprendía un aroma floral en cada giro...como si ella misma fuera primavera.
El canto del chelo resaltó al tiempo que las zapatillas de la bailarina se elevaban del suelo, como si hubiera conjurado alas...incluso los reflectores la envolvían en un aura cálido y brillante. Emma se sofocaba con las sombras que acariciaban su cuello con frialdad, apagando lentamente la sinfonía a su alrededor.
El miedo acariciaba los pies de Emma, subiendo sin prisa hasta sus dedos con un cosquilleo entumecedor. Sus manos apretaron las cuerdas y el arco del chelo, listas para tocar una última pieza llena de veneno que caería sobre los hombros de la bailarina, la cual llegaba al final de su actuación.
Los aplausos iluminaron el teatro, regresando a Emma a la realidad, la chica miró el lugar perplejo, incluso las sombras habían huido ante la ovación de espectadores nuevos que antes había ignorado. Los músicos agradecían con reverencias al público, los cuales elevaban el corazón de Emma con sus aplausos. La chica sonrió ampliamente, abrazando la ligereza de sus pensamientos que dejaban lo amargo atrás...sin embargo, esa sonrisa se transformó cuando los reflectores enfocaron a otra persona en medio del escenario que miraba a Emma con una gran sonrisa...Emma se cuestionaba si la bailarina se burlaba de ella...o quizá disfrutaba opacarla...
Emma recogió sus cosas cuando el público se marchó, la mayoría de músicos seguía en el escenario, cosa que Emma trataba de ignorar para marcharse sin ser vista, aunque una voz la detuvo y al girarse el suelo tembló junto con sus pupilas, la bailarina se acercaba a ella...semanas atrás sus compañeros le habían mencionado el afán de la chica de querer hablar con Emma...<<quiere construir una amistad contigo>> eso decían todos...y pensaban que a Emma le agradaría la idea, pero era todo lo contrario, a la chelista no le interesaba una amistad con alguien que se robaba todos los reflectores y la atención...sin la música, aquella chica no sobresaltaría...y aún así se llevaba todo el crédito.
Antes de que la bailarina llegara hasta donde Emma, esta se giró caminando hacia la salida...escuchando la frialdad y el miedo de sus sombras que junto a ella se alejaban de la luz cegadora y sutil observándolas desde el escenario.
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Envidia Sinfónica
Short Story¿Qué pasaría si las cuerdas del chelo se encuentran con los sentimientos más profundos de su chelista al momento de estar arriba del escenario? ¿Qué pasaría si la luz abarca solo una parte del escenario?