PRÓLOGO: ¡ARRANCA!

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Sonrió cuando pudo distinguir que el manto oscuro con puntos blancos y titilantes, se encontraba totalmente despejado. Una horda de jóvenes lo rodeó en cuanto aparcó su moto, mostrando los atuendos que tanto les había costado elegir. Miró demasiados escotes y cerró los ojos ante los gritos que en momento él mismo ocasionaba, trató de salir del círculo de mujeres que se había formado, pero era demasiado difícil intentarlo. Parecía una estrella de rock, pero realmente no lo era, simplemente era un aficionado que sentía haber encontrado su lugar ahí, en el circuito de carreras ilegales.

—Deja de robarte a las chicas—Soltó el idiota de turno intentando hacerse el gracioso. Su mueca de asco le demostró al otro que no estaba contento con que le hablara y mucho menos que lo mirara de esa forma.

El Mustang GT500 de color azul se encontraba estacionado junto al Boss 302 de color negro y rayas rojas en sus costados, y apoyados contra estos las únicas dos personas que aguantaba en todo ese lugar. O tal vez, ellos eran los únicos que podían aguantar ese carácter tan hostil e hipócrita que en ocasiones llegaba a tener.

Tenía mujeres rodeándolo, pero parecía tan ajeno a todo eso que simplemente lo dejaba pasar. Sus ojos chocolate observaron todo el lugar, como de a poco se iba a llenando y también como los que hacían apuestas a quién iba a ganar esa noche comenzaban a rodear a las personas. Tenía a unos cuantos de su lado y a otros que simplemente se reían cuando decían que él ganaría esa noche. Pero eso no era algún problema, tenía todas la de ganar porque esa era su maldita noche y nadie se la arruinaría.

— ¿En cuánto están?—Preguntó cruzado de brazos, apoyándose contra el GT500 mientras miraba a uno de sus compañeros.

—Arriba de los 350—Murmuró dándole una calada al cigarro antes de encoger los hombros. No eran bajas, algunos aficionados creían que apostando más dinero que con el cual se empezaba tendrían a la suerte de su lado y serían los ganadores, pero nunca era así y aunque reclamaban no había forma para recuperar el dinero perdido.

—Hoseok puedes dejar de apoyarte así, maldición. Tú también, Jeongguk—Soltó Namjoon demasiado desesperado, tratando de sacarlos de encima de su auto. En ocasiones Namjoon era un exagerado, trataba a Mustang mejor de lo que trataba a otras personas y nadie era digno de subirse o siquiera apoyarse si es que no tenían su maldito permiso para hacerlo.

Jeongguk suspiró y le dio suave palmadas sobre la cabeza antes de sonreírle con superioridad, separándose cuando uno de los organizadores de la carrera le hizo una seña para que se acercara hasta donde estaba.

— ¿Te has anotado?

—No lo he hecho—Su rostro denotaba aburrimiento porque ellos sinceramente no se llevaban bien.

—Hazlo. Son 350 o podemos descontarlo si es que ganas—Lo miró, la burla bailando en sus ojos felinos.

—Sé como funciona, Yoongi—Soltó, tirando el dinero sobre la mesa luego de haber escrito su nombre y se retiró de ahí, demasiado asqueado de seguir cerca de Yoongi.

Miró hacia el cielo, aún seguía despejado y realmente en su mente se vio ganando esa noche porque no lo sabía con claridad, pero el presentimiento que le gritaba que ese día estaría lleno de sorpresas no lo dejaba en paz desde que se había despertado.

Jimin y Seokjin tiraron de sus brazos mientras él se resistía a ser llevado a la fuerza a ese lugar lleno de criminales. El aroma a hierba quemada le dio de lleno en la nariz cuando pasaron cerca de un grupo de personas y él solo pudo toser por lo molesto que eso era. No era buena idea que estuviera ahí, tendría que estar en casa haciendo resúmenes y estudiando para el examen que tendría el próximo mes, pero sus roomies habían tenido la idea que esa noche por fin irían a las afueras de la ciudad, lejos de la universidad y de la gente correcta a nada más que las carreras ilegales, las cuales Taehyung aborrecía completamente.

¡Arranca! 🎱🏁 JJK ,,,,, KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora