34. Peter

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Se mantuvieron en silencio durante el transcurso de regreso a la Torre.

Hydra tenía un montón de pensamientos girando en su mente, sin embargo conocía muy bien a su pareja para saber que no lo haría cambiar de opinión de ninguna forma.

SIM se había decidido en tener a los gemelos y tenía que aceptarlo, a pesar que odiaba la idea de poner en peligro la vida del genio. Aún, si era una posibilidad, Hydra sentía que perdería los estribos con solo imaginar lo peor.

«Me volvería completamente loco» pensó apretando los puños.

—No quiero que odies a los niños, ellos no tienen la culpa. —habló SIM en el asiento copiloto, tocándose el vientre aún plano—. Prometiste que los ibas a cuidar, así que mantén tu palabra.

Hydra se mordió la lengua para no responder y asintió.

¿Cómo podía confesar que era un completo egoísta y por encima de toda su vida, se encontraba Tony? El hecho de pensar que estaría en riesgo lo ponía nervioso, no obstante el pensamiento de perderlo era diferente.

Completamente aterrador.

—¿Crees que no podré con esto? —preguntó SIM mirando por la ventana del auto—. Si he decidido seguir con el embarazo, es porque tengo la confianza de lograrlo. No olvides quién soy.

Hydra lo observó de reojo.

—Quizás, no lo entiendas, pero ahora sé que es tener un hijo.—volvió a hablar SIM ante el silencio del rubio—. Cuando tuve a Peter por primera vez en mis brazos, me arrepentí mucho de que alguna vez pensamos en abortarlo cuando estuvimos en el helicóptero. Por eso, no creo ser capaz de poder deshacerme de los niños sin haberlo intentado. ¿Seguirías molesto conmigo por pensar de esa manera, Hydra?

«Mierda, no puedo contra él» suspiró Steve aparcando el auto cuando llegaron a la Torre.

Por mucho que trate de meditar en las posibilidades, SIM ya había tomado decisión y debía apoyarlo, aunque no estuviera de acuerdo.

Era su pareja, maldita sea.

No era el único que estaba pasando por un momento difícil, seguramente SIM también estaba asustado y trataba de aparentar estar seguro para que nadie pueda disuadir en su juicio.

Estaba comportándose como un animal asustado sin saber a dónde correr.

—Tony. —llamó Hydra cuando salieron del auto—. Lamento mi actitud de mierda de hace unos momentos. —dijo, acercándose para abrazar al genio de forma protectora—. Mi mente se nublo por un instante y no pensé en como te sentirías. ¿Quieres intentarlo, cierto? Lo haremos como tú quieras, cariño.

El genio volteó a verlo y suspiró con una sonrisa de lado.

—Idiota. —dijo antes de besarlo.

Hydra correspondió el beso, acunando entre sus manos el rostro del castaño mientras lo besaba de forma lenta y suave.

Quería demostrarle que estaba dispuesto a hacer lo que sea por él.

—Te amo. —susurró Hydra cuando se separaron—. A partir de ahora, voy a cuidarte como si mi vida dependiera de ello.

Tony sonrió, alzando una ceja.

—¿Significa que me vas a encerrar en una bola de cristal y no me dejaras salir? —preguntó divertido.

—Me estás dando buenas ideas.

—Vamos, no creo que pueda ser peor que cuando estaba embarazado de Peter. —bromeó Tony juntando sus frentes, sintiendo un enorme alivio al saber que Hydra iba a apoyar su decisión—. Te amo, Steve. Sé que estás haciendo un gran esfuerzo por no secuestrarme y llevarme de regreso al hospital a rastras como el loco psicópata que eres.

¡Proyecto de Amor!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora