A la mañana siguiente me sentía un poco mejor. Mis ojos estaban hinchados y tenia el cabello enmarañado, pero al menos podía moverme.
Me levanté lentamente de la cama y fui al baño a lavarme la cara.
Mi mire al espejo un segundo, admirando en lo que me había convertido: recién graduada, pero aún así... una niña.
Creí que lo tenía controlado. Creí que podría superar esto, que el tiempo al final me curaria. Pero no fue así.
Pero ya no era una niña. Habían pasado 6 años desde...
"Contrólate, Mónica, ya lloraste suficiente" me dije.
Me limpie los ojos y me armé de valor para un nuevo día. Lo había hecho por 6 años, podía hacerlo uno más.
Una parte de mi cerebro se reía de lo absurda que era esta situación. Era un amor de verano. Eramos dos adolescentes con las hormonas al flor de piel, sin ningún tipo de plan pensado y aún así ahí estaba yo, llorando por ello 6 años después.
Casi se me escapa una carcajada.
Salí de mi habitación para buscar a Andrea. La llamé, pero nadie respondió.
Fui hasta la cocina para servirme un vaso de leche, y sobre la barra encontré una nota.
"Buenos días, Mo... " comencé a leer.
Puse los ojos en blanco. ¿A que venía eso? No me habían dicho "Mo" desde que tenía 5 años.
"... Hubo un problema en la oficina. Tuve que irme de urgencia y no quise despertarte. No sé a que hora regresaré, pero hay comida en el refrigerador y te dejé un juego de llaves por si quieres salir. Lo siento. Te quiero. - Andrea"
-Claro que eres tú, tonta.- dije en voz alta.
Suspire, abatida. Esperaba poder pasar el día con mi hermana, pero entendía. Sabía lo que ser un abogado conllevaba.
Así que decidí quedarme en casa. Acomodé mis cosas en el ropero y limpié un poco.
Cuando había terminaba con la sala, al teléfono entró un mensaje de voz.
"Hola, Ann, habla Cristina" decía la voz desde el aparato.
¡Cristina! ¡En serio era ella! Escuchar nuevamente su voz me puso muy feliz.
El mensaje iba, obviamente, dirigido a mi hermana.
No habíamos hecho mucho informe sobre mi regreso. Sólo mis padres y mis hermanos sabía que estaba de nuevo en el país.
"Lamento haber tardado tanto en llamarte, pero es que he estado llena de cosas. Sólo quería saber que te encontraré en la fiesta esta noche. Vendrás ¿No es asi? ¡Dime que si! No todos los días es mi fiesta de compromiso... "
¿¡Fiesta de compromiso!? ¿De cuántas cosas me había perdido?
Recordaba al novio de Cris, Esteban, por las veces que había ido de visita a la casa para cenar. Nunca me había caído particularmente bien, pero era buen sujeto. Escuchar que se casaban... Me sentí muy feliz por ella.
"En serio, espero que vengas" repitió.
Dictó una dirección. Luego se despidió y un leve pitido terminó con el mensaje.
Seguía sorprendida por la noticia. No pude evitar sonreír. Mi querida prima había encontrado su final feliz.
Entonces tuve una idea.
Seguir la dirección de Cris fue bastante difícil. Las calles me eran completamente desconocidas. Pero por fin la encontré.
El lugar era pequeño. Un portón café cubría la mayor parte de la entrada. Hombres y mujeres vestidos elegantemente entraban y salían.
Con algo de duda, me acerqué a la entrada. Me alisé el vestido y seguí a los demás hacia el lugar.
Era un jardín. En cuanto entré, un fresco olor a flores llegó a mi nariz.
Miré hacia todos lados. Una enorme casa del lado derecho, una fuente justo en el centro de un bonito césped lleno de mesas con sombrillas.
Meseros iban de un lado a otro acomodando a la gente que llegaba.
Busqué entre la multitud una cara conocida: Cristina, Esteban o mi tío Isaac...
-¿Mónica?- dijo alguien detrás de mi con demasiado asombro.
Me di la vuelta y me encontré con alguien que no me esperaba:
Alan.
-Pero... pero... ¿Pero qué haces tu aquí? Yo creí...
-¿Qué hago aquí? ¿Qué haces TÚ aquí?
-Bueno, es mi fiesta... - explicó.
-¿Qué?- ¿Qué narices estaba sucediendo aquí?
-Al fin te encuentro... - dijo una voz conocida detrás de él.
Cristina se acercó a nosotros. Llevaba un hermoso vestido azul corto y una enorme sonrisa en su rostro. Hasta que se fijó en mi.
-¿Mónica?- creí que estaba a punto de desmayarse de la impresión.
-Eso parece- dije un poco irritada.
Pero entonces se acercó a mi y me abrazó.
-Moni, ¿Qué haces aquí?...
-Quería darte una sorpresa y... bueno... sorpresa- logre decir.
"Espera un momento" me dije "¿Qué pasó aquí?"
¿Cristina se iba a casar... con Alan? ¿Qué había sucedido con Esteban? Cuando me fui eran novios...
Pero entonces...
Toda la información se revolvió en mi mente. Mi vista comenzó a nublarse.
Eso no podía empeorar.
Pero... si pudo.
Porque lo vi a Él.
Nuestras miradas se encontraron en una milésima de segundo, como si se hubieran buscado todo este tiempo.
Jos. En realidad era Él.
Iba vestido de traje negro con corbata y una camisa blanca. Su pelo estaba perfectamente desarreglado.
Un shock eléctrico inundó mi cuerpo e hizo que me temblaran las piernas. Recorrió mi espina dorsal y subió por mis brazos, impactándose inevitablemente contra mis pensamientos.
Por tanto habíamos pasado, en tan poco tiempo...
Jos me recorrió con la mirada. No supe interpretar su rostro. Bajo la vista a sus zapatos y cuando volvió a mirarme, sólo reconocí una cosa.
Odio.
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Por Él | JC | #2
Romance«A lo largo de nuestra vida nos encontramos con infinidad de personas. Algunas pasan de largo y son olvidadas entre el mar de rostros. Otras pueden marcarte en tu camino, y te acompañan por él, más tiempo del que te hubieras imaginado. Luego están...