Regressor, Possessor, Reincarnator.

24.

Advertencia: Este capítulo tiene representaciones de Suicidio. Así que por favor, estén advertidos.'

"Ah."

Rachel lloró amargamente ante las palabras de Allen.

Alrededor de un año después, volvió a visitarla. Habló de su vida cotidiana en un tono animado, como si fuera algo agradable, y habló mucho más de lo habitual antes de volver.

Y cuando se fue, dijo una cosa.

"Me voy a casar la semana que viene. Me he divertido y me ha ido bien".

Él quiso decir algo como "No te vayas, déjame abrazarte" o "Te doy mi bendición", pero no pudo responderle.

Entonces, unos días después, se enteró de la impactante noticia.

Que ella se había suicidado.

Sólo unos días después de volver a la mansión a visitarla, se había ahorcado.

Y...

(Señor.)

Allen recibió una carta.

La carta que comenzaba con "Mister", estaba manchada de tinta borrosa, como si hubiera llovido.

(Es una lástima que no pueda estar allí para verte mientras recibes esta carta ahora).

Su tono confiado. Podía escuchar su viva voz en sus oídos.

"Estás mintiendo".

(Bueno... teniendo en cuenta mi personalidad, puedes pensar que es una mentira. Desafortunadamente, si esta carta ha llegado a tus manos, entonces no estaré vivo. ¿No deberías haber hecho algo mejor cuando todavía estaba allí?)

"Yo... debería haberlo hecho".

Debería haber hecho algo mejor cuando ella estaba allí.

Sus palabras le atravesaron el corazón. Sus mangas estaban mojadas, como si alguien le hubiera tirado agua.

(No quiero culparle, señor. La maldición... No, lo siento, no hablaré más de eso).

"¿Qué quieres decir con 'no'?"

(La verdad es que he pasado un rato pensando en ello. ¿Cómo es que nunca me abriste la puerta a pesar de que vine tantas veces? ¿Pedí demasiado? ¿Pedir una taza de té? ¿Pedir que salieras?)

"Tienes razón, estuve horrible".

Se arrepintió.

Podría haber forzado la puerta.

(No es que no pensara en forzar la puerta... ¿No haría sentir que acababa de perder?)

"Tú eras ese tipo de mujer. Una mujer segura de sí misma que cumplía su palabra".

Hablaba en aquella habitación oscura como si alguien más estuviera allí con él.

Una sonrisa se formó en su rostro mientras pensaba en recuerdos más agradables. Su corazón comenzó a doler mientras se culpaba a sí mismo en broma.

Pensó en su nuevo prometido. Su expresión se endureció sin darse cuenta.

(Ah, te has enfadado un poco, ¿no?)

Se estremeció.

(No mires a tu alrededor. Ya no me encontrarás en ninguna parte. Lo sé; de verdad. Sé qué expresiones harás, cómo vas a actuar...)

Después de esas palabras -después de su respuesta que demostraba que lo conocía mejor que él mismo- su nota decía:

(Así que deberías sentirte un poco mal. Siente lo que yo sentí. Si te duele un poco, ¿no te portarás bien conmigo la próxima vez que nos veamos?)