Introducción

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Todos sabíamos que día era hoy.

Día de la pureza.

Todos esperábamos nerviosos al momento en que nos dijeran que nos teníamos que retirar. Pero por el momento, nos dedicamos a centrar nuestras mentes en la clase de historia en donde nos hablan de cómo era la vida antes de la pureza.

Padres.

La simple palabra me daba escalofríos, ¿cómo podía haber personas que te concibieran y cuidaran a lo largo de los años?

Y esos padres en su momento unieron sus cuerpos, ¿de qué mentes estamos hablando?

Es tan perturbador.

Hijos. Hijas.

Pasé mis manos por mi vestido color crema, tratando de quitar el sudor de ellas causado por el pensamiento repentino. Me toqué el cuello.

Esto aprieta.

La maestra notó mi incomodidad y entrecierra los ojos dándome a entender que este no es el lugar.

No puedo removerme delante de mis compañeras.

Se escucharon unos toques coordinados en la puerta e inmediatamente la maestra cortó la palabra y caminó pacíficamente hacia la entrada al pequeño salón de estudio.

Todas logramos ver a un agente puro y dejamos de mirarlo al instante. Nos pusimos de pie con los ojos puestos en el pizarrón electrónico en el cual aparecían fotografías viejas. Por respeto tratamos de contener nuestra respiración y evitamos parpadear.

El agente usó su silbato para indicarnos que formáramos dos filas.

Habíamos estado practicando esto toda nuestra vida. Y al fin estaba pasando. Me coloqué en medio de dos chicas y evité el contacto visual con cualquier persona en esta habitación.

-206A Leah -me llamó una agente por mi nombre completo, la mayoría sólo me decía Leah, nadie usaba mi código más que en el colegio.

Y pensar que antes existían dichas cosas llamadas apellidos.

La agente era alta y delgada y mantenía su cabello dorado en una coleta, era todavía más dorado que el mío.

No la miré a los ojos en ningún momento.

-Entra -ordenó-. Aquí es donde tienes que quitarte tus prendas. Dejas tu pendiente en este contenedor -señaló un pequeño vaso de metal-. No olvides doblar y colgar tus prendas.

Estaba a punto de irse cuando se giró hacia mí por última vez.

-Puedes quedarte con la goma, te evitará la molestia de tener el pelo en la cara.

Asentí y por fin se fue.

Examiné la habitación sin moverme, sé que me están viendo, sé que tengo que dar una buena impresión.

Veo una barra de metal en donde cuelgan varios ganchos, en uno de ellos se encuentra una bata blanca médica. A lado de esta barra hay repisas y el contenedor que la agente mostró antes.

Primero desamarré mis agujetas y deslicé los zapatos a través de mi pie. Dejé los zapatos en la repisa y seguí con los calcetines.

Cuidadosamente desabroché los botones de mi vestido y cuando estos terminaron en mi cintura, me bajé la manga izquierda y luego la derecha.

Fui sutil al quitarme la ropa interior, lo hice con elegancia.

Por último, me quité el pendiente, como diciendo que es parte de mí, aunque no lo es en realidad.

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⏰ Última actualización: Jun 08, 2015 ⏰

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