𝑷𝒓𝒊𝒎𝒆𝒓𝒐.

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Hace mucho tiempo, cuando tenía 15 años, descubrí que me gustaban las chicas.

Siempre apoyé a la comunidad, me gustaba la inclusión, me parecía interesante y bastante curioso, Además, admiraba mucho la manera en la que algunos eran libres de expresarse, así que, en lugar de asustarme y entrar en negación u odiarme, lo tomé con naturalidad y me permití gozar de las experiencias y de mis sentimientos.

Porque realmente enloquecía por las chicas.

Honestamente, nunca en toda mi adolescencia tuve algún tipo de interacción con niños, y sumado a eso, estudié en una escuela femenina hasta que terminé la básica secundaria. No es por insinuar algún tipo de conducta, pero supongo que fue algún factor detonante para descubrir mi verdadera naturalidad.

En todo caso, ese mismo año, me enamoré de la amiga de una amiga en un curso más alto que yo.

Su nombre era Noelia; tenía 17 años, cuando yo apenas estaba por cumplir los 16.

Recuerdo lo mucho que me fascinaba y la loca manera que me estremecía. Tuve la dichosa oportunidad de ser bastante cercana a ella, a tal punto, que en ocasiones salimos a convenciones e incluso texteabamos en la madrugada.

Ella era muy especial y linda conmigo. Me trataba tan dulce, cómo si fuese lo único para lo que tuviese ojos en todo el mundo.

Me sentía protegida y amada por ella, su amor era como el de una niña que finalmente consiguió tener un conejo; así que di por sentado que teníamos algo sin saber realmente si era cierto.

Mi primer gran error.

Todas mis amigas ya sabían que Noelia era mi crush, incluso, la amiga que teníamos en común estaba dispuesta a ayudarme para intentar que fuésemos novias.

Hasta que descubrí que Noelia sentía algo por alguien más.

¿Entonces por qué me hacía sentir tan especial?

Duré meses tratando de averiguar porqué, si realmente estaba tan enamorada de otra persona, me había tratado y me había hecho sentir como una verdadera princesa salida de un cuento de hadas.

Hasta el día de hoy, nunca comprendí lo que había pasado, pero mis sentimientos se fueron apagando tan lento como la última leña que quedó, aferrada a la mínima chispa de fuego, y dolió cada maldito segundo de mi vida que incluso aún lo recuerdo con nostalgia.

Sufrí demasiado, luego de tener que alejarme de ella y darme cuenta que a lo mejor solo quería usarme para dar celos. Porque, tiempo después, verla de manos con otra fue peor, o incluso más, que la mutilación directa de mi corazón.

Morí un poco por dentro, pero no me arrepiento de haber Sido tan apasionado.

Mi primer experiencia fue un tanto caótica, pero la agradezco tan inmensamente y la atesoro de igual manera. Sin ese amor tan efímero que sentí por ella, no hubiese Sido tal, a lo mejor mi segunda cercanía al amor femenino hubiese resultado verdaderamente un completo caos.

Hubiera muerto por dentro sin lugar a dudas.


𝓐 𝓽𝓸𝓭𝓪𝓼 𝓵𝓪𝓼 𝓬𝓱𝓲𝓬𝓪𝓼 𝓭𝓮 𝓵𝓪𝓼 𝓺𝓾𝓮 𝓶𝓮 𝓮𝓷𝓪𝓶𝓸𝓻𝓮  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora