Capitulo 29

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La huida

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Nos encontrábamos reunidos en aquella habitación sin pacientes; Aemon, sus padres, Robert, Michael y yo. Robert fue el primero en hablar.

-Todos sabemos la razón de estar aquí.- Acomodo uno de los gemelos de su camisa.- Esta situacion se salio de control, de su control.- Nos miro por turnos a Michael, Aemon y a mi.- Y parece que no escucharon absolutamente nada de lo que les recomende. Así que es momento de que los adultos se hagan cargo.- Me sentí como una niña reprimida por una travesura severa, la forma en que pronunció aquellas palabras no era las de un padre regañando a su hijo, si no de algún CEO empleando mano dura y hacernos avergonzar de nuestras acciones.

-Todo fue culpa de ella.- Dijo Helena Van Woodsen dirigiéndose a mi. Su tono era de desprecio, incluso percibí asco.- No se puede confiar en un Saint Jones.

-Mama.- La interrumpio Aemon.

-Silencio Aemon.- Dijo su padre. Aemon apretó la mandíbula, sus puños algo presionados y callo.

-Solucionaremos esto a nuestra manera.- Continuó Robert, ignorando los últimos dos minutos de interrupciones.

-¿Qué propones? .- Hablo por fin Michael.

-Se largaran de aquí, de este país. Harán sus vidas lejos. No se comunicaran con nosotros, ni entre ustedes.- Casi rei en su cara. ¿Qué esperaba? que nos reuniremos dentro de 27 años y destruiremos a nuestro propio It.

-Sabes que eso es absurdo, funcionamos mejor juntos.- Dijo Aemon desconcertado.

-Si, ya todos vimos de lo que son capaces juntos.- La voz de su padre resonó en la habitación.- Creo que no entienden el nivel de gravedad de esto. Ya no son solo ustedes si no nosotros también.

-Los Elegidos buscarán regresar, por ahora despues de esto se ocultaran durante un tiempo, no les conviene salir pero…- Robert me miró, sentía su mirada penetrarme, succionando cada parte de mi linaje Saint Jones.- Creanme que ellos no olvidaran lo que sucedió aquí.- Sus últimas palabras causaron un escalofrío desde la punta de mis pies hasta las puntas de mi cabello.

Pero lo que más me preocupa no era el separarnos, o jamás verlos, o el hecho de que tal vez tenían razón, juntos éramos un desastre si no que ya no vería a Thomas, no podría estar con él y ese pensamiento me ocasiono un dolor que jamas habia sentido.

-Podemos ocultarnos todos juntos, en un bunker si quieren.- Me anime a hablar.

-¿Acaso hablo un idioma que no entiendes? .- Dijo Robert mirándome con el ceño levemente fruncido, como si yo fuera un animal intentando hacer que razonara.

-No le hables asi.- Michael se acerco hacia mi.

-¿O qué chico? ¿Qué harás?.

-No creo que quisieras hacer algo de lo que puedas arrepentirte. Eso dañaria tu imagen ¿no crees? .- El tono de Michael era sigiloso, inteligente y seguro. Sabía que aquel hombre lo detestaba, detestaba a Michael porque si él quería podía reclamar toda una fortuna forjada de los Mikaelson, porque el por sangre y derecho era uno, incluso más que el mismo Robert. Robert entrecerró los ojos levemente, buscando que hacer y optó por la mejor opción, comportarse como un adulto de cuarenta y tantos años y elegir la diplomacia.

Pero una visita inesperada llegó. Nunca la había visto así, tan decidida, tan segura, menos complicada. 

-¿Mama?.- Dije con el ceño fruncido, su ropa era diferente, pero la hacia ver como una hot mama feminista. Ella me dio una sonrisa, sincera, segura y que me dio un rayito de esperanza. 

Los Hijos de Anfield: El Legado (#2)  [Completa ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora