starboy ☆

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Desde que Rhaast se mostró en sus sueños con lo que supuestamente era su forma propia, la perspectiva de Kayn sobre él cambió inmediatamente; era mucho más grande de lo que hubiera podido imaginarse, todo cerca de él se siente tan raro, por las noches deja la realidad y se queda pensando en su gran cuerpo, ¿todo en él es así de grande? sus piernas se veían tan fuertes, lleno de músculos con sus cuernos enormes puntiagudos, una voz gruesa y burlesca. No quiera pensar en que Rhaast le atraía, pero cuando trata de humillarlo es tan estimulante, se genera un espacio de gran placer en su vientre.

Estaba apoyado en la pared de lo que parecía ser una habitación de la Orden de las Sombras, era de noche, la luz de la luna pasaba por la ventana, sentía unas manos frías pasar por su cintura, se estremeció contra el tacto dado a su caliente cuerpo, una respiración se sentía cerca de él, soltó un gran suspiro al escuchar la risa de Rhaast, emitía pura maldad y mucho poder, eso lo hacía mejor, necesitaba ser controlado y utilizado, humillado frente a alguien tan poderoso como él, el ego de Kayn se rompía por dentro, pero sus pensamientos eran tan calientes y satisfactorios que dejó todo de lado para satisfacer su cuerpo con pensamientos retorcidos sobre el Darkin.

Sus uñas rasgaron la pared al sentir al Darkin dentro de él, era tan grande y podía llegar tan profundo, tocando inmediatamente ese punto de placer que estaba dentro de él, fue imposible no chillar por el dolor y placer combinados en su parte trasera, su espalda se arqueó como la de un gato cuando el Darkin empezó a moverse rápidamente dentro de él, quería acomodarse pero el contrario era tan rápido golpeando su interior que no podía moverse, solo podía gemir desesperadamente mientras salían lágrimas de sus ojos, sabía que estaba mal, pero no podía evitarlo, le encantaba, creía que podía ver las estrellas.

- Solo quiero verte brillar, mi chico estrella - Susurró Rhaast en el oído de Kayn, apretando las caderas de este mientras debaja líquido dentro suyo.

Esas palabras fueron suficientes como para que Kayn terminara, soltando un gran suspiro mientras sentía toda su entrepierna humeda, eso fue demasiado real, pensó. Vaya, no se había dado cuenta que estaba soñando.

Aún recién despertando, miró abrumado su guadaña escuchando las risas del darkin, él sabía lo que había provocado dentro de Kayn.

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