Capitulo 1

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La lluvia no cesaba
septiembre era impresionante, pero ciertamente, dejaba escalofríos por toda mi piel cuando el mes patrio llegaba.
Sus lluvias me recordaban aquella vez que casi perdía la vida cuando tenía 7 años pero, gracias a Dios mi abuelo con todas sus fuerzas pudo rescatarme.
El ventanal mostraba el espectáculo de la lluvia bajar y de un momento a otro sus truenos eran la banda sonora.
Miles de escenarios recreaba cada vez que huracanes llegaban a la zona costera pacífica de México.

¿Que haces?-la voz de Mónica me asustó volviendo a la realidad estaba a salvó dentro del departamento.
Menos mal, pensé.

-Nada, solo estaba apreciando la lluvia, ¿Que no estabas en casa descansando?.

Mónica solo sonreía arrugando su naríz moviendo su rostro negando y esperando que olvide el tema, pero Cree que soy tan mala jefa para que siga laborando estando a par de semanas de dar a luz.

-Esque no aguanto a Ricardo, últimamente se ha comportando más que sobreprotector y me abruma que sea así, ¿Sabes? y pues quería saber también como estabas- miró nerviosa.

Los pucheros de Mónica siempre me habían causado gracia, como es posible que una mujer tan profesional aún tenga el descaro de hacerme pucheros.
Empezaré a creer que Ricardo tiene sus razones de ser así con ella.

De acuerdo, estás bien- pregunté poniendo mi palma en su vientre abultado.
Me preguntó cómo me hubiera visto si tuviera la posibilidad de tener hijos.

Vine a ti para ver como estabas o acaso Ricardo te llamo para estar pendiente de cada cosa que hago?- interrogo.
Su mirada amenazante dios espero todo lo mejor para el bebé y Ricardo.

-No, claro que no es solo que me preocupa el bebé- solté al viento sin mantener su mirada.
Me dolía en ocasiones el tema de los bebés, me sentía inútil después de todo.

Sus brazos me rodearon por la espalda.

-Verás que en su momento sin imaginarlo par de zapatitos estarán corriendo por todo el departamento pero, no nos pongamos tristes.
¿haz hechos nuevos trazos en estos días que no estuve? Recuerda que el próximo viernes tienes una cita con los clientes de la ciudad de México y ellos esperan modelos nuevos.
Mi mirada aún seguía en el ventanal pero sus palabras zumbando por el departamento eran imposibles de ignorar.

¿Me estás escuchando?- se acercó a mi con cautela con el brazo sobre su vientre.

-Últimamente has estado muy ensimismada, nunca has sido así ¿Pasa algo?- sus palabras con preocupación me hicieron pensar, que era lo que estaba haciendo estos últimos días.

-No, es solo que estoy un poco agotada ya sabes llegué de Monterrey y empiezo a desempacar porque después no lo haré hasta dentro de dos meses - respondí riendo porque era algo que totalmente era cierto, en el fondo me gustaría ser más ordenada.

-De acuerdo, pero que no se te olvide o te estaré acechando hasta que te hartas de mi, cambiando de tema ¿Que tal te fue en Monterrey con tu mamá? -dijo

Su pregunta hizo estragos en mi, siempre supe que era mejor decirle la verdad ,pero llevo más de 2 años viviendo en mazatlán ocultando que realmente no soy una asesina.

-Bien, gracias a Dios bien ya sabes Helen siempre busca excusas para no venirse a vivir conmigo, pero no la culpo su vida realmente está ahí- realmente estaba ahí dije más para mí misma pero al parecer lo noto.

-¿Sabes? en ocasiones me preguntó que fue lo que te trajo aquí, si tenías toda una vida perfecta allá, una mujer de 28 años toda una empresaria.
¿Como es que lo deja todo por venirse a mazatlán?- mi semblante palidece y las manos sudorosas no tardan en empaparme.

Se hacen composturasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora