EXTRA 9: FABULA ANCESTRAL

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DECISIONES DESESPERADAS

Si esa noche pudiera ser descrita con solamente colores, el dorado sería el único que podría definir aquella velada.

El castillo en tan solo cuestión de horas había regresado a su antigua gloria. Los jardines volvieron a ser verdes y llenos de vida, siendo el puente de rosas blancas la estrella de ellos, la luz de la luna entraba por cada ventanal del castillo nuevamente después de pasar tres largos años ocultos bajo las extensas cortinas. Sin embargo, la estrella de la noche sería el salón, el cuál se iluminaría a la luz de cientos de velas en cuanto los protagonistas de la noche hicieran su llegadada.

Los sirvientes eran los más emocionados de esa noche, aunque no tanto como su invitada estrella y su amo, quienes además de emocionados estaban sumamente nerviosos. Los nervios de Rosabella y Daring iban más allá de lo que una vez ambos pudieron sentir, ambos compartían un mismo sentimiento de emocion y miedo, pero el miedo de ambos desaparecería en cuanto se encontrarán frente al otro, mirándose con ese cariño que ella aún calla y que él acepta con cada latido de su frío corazón. De eso estaban seguros.

Distanciados en sus respectivas alcobas eran socorridos por la servidumbre para prepararse para su pequeño baile. Su primer baile de los muchos que deseaban en secreto.

En el ala norte, dentro de una de las habitaciones más esplendorosas del palacio, Celine y Clair habían terminado de socorrer a la modista cantante de opera que vivía en el cuerpo del armario de la joven castaña para terminar el vestido de su invitada de honor. Rosabella había salido de ducharse y envuelta en una bata de seda blanca se sentó frente a la silla que había Sido colocada frente a su propio tocador para así prepararla para esa noche.

—De nuevo gracias por ayudarme chicas —dijo Rosabella con voz amable mientras que la botella de perfume rociaba un poco de su líquido sobre ella.

—No tiene que agradecernos Mademoiselle, es nuestro deber.


¡Y nos pone muy feliz! -Celine aclaró su voz al notar que había alzado la voz-, a todos nos alegra verla feliz. Pero...¿Usted lo está?

Las amas de llaves, convertidas en maquillaje, peine, reloj y candelabro se detuvieron para observar el rostro de la morena reflejada en el espejo. Rosabella tenía una sonrisa que demostraba tanto alegría como miedo, era algo extraño de ver, pero era así como se sentía realmente.

—Claro que estoy emocionada, no solo porque este es mi primer gran baile...y no tiene nada que ver qué sea con un príncipe. Estoy feliz porque estaré con Daring... él ha cambiado y me alegra mucho ver qué lo ha hecho para bien..
—¿Le gusta? —preguntó Clair antes de ser ligeramente golpeada por Celine.


Rosabella se percató que se había sonrojado.

¿Le gustaba Daring?

Es lindo...pero...yo no soy como él, es imposible...y aún así siento que lo corazón late mas que antes cuando veo su sonrisa...

Su sonrisa careció de miedo cuando la imagen de la bestia llegó a su mente, la sonrisa de Daring al pasear por los jardines nevados, su voz temblorosa al leer y que poco a poco se hacía más fluida conforme avanzaba la historia y sus ojos como zafiros hicieron que una calidez entrañable la llenará por completo. Ahora solo sonreía de felicidad mientras deseaba verlo de nuevo, bailar con él en su primer baile en un castillo.

Celine y Clair se miraron una a la otra. Se sonrieron al ver lo que posiblemente sería el cambio definitivo de sus días. Sin embargo, fue un cucú de Celine el que rompió ese agradable ambiente.

Siempre serás una bestia. [Darbella]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora