Después de los acontecimientos de "Parra en Prisión" Parra ahora trabaja a lado de Walter White cocinando metanfetaminas juntos para pagar su fianza. Desafortunadamente Parra no sabria todo el dolor que le llegaría por esa decisión.
Parra despertó en un lugar que solo podía catalogar como extraño, y un poco aterrador dado que estaba a completas oscuras y a duras penas podía visualizar adecuadamente su entorno.
Por alguna razón sentía que no podía moverse ni pronunciar alguna palabra, lo único que le quedaba por hacer era intentar acostumbrarse a la abrumadora oscuridad que lo rodeaba y al constante frío que sentía.
Parra juraría haberse quedado en ese estado durante horas, pero algo finalmente lo sacaría de ese trance.
...
Una voz
Parra escuchó una voz muy grave detrás de el, como no podía moverse se quedo con la curiosidad de quien podría ser el dueño de aquella voz tan horrible y pesada.
Por más que aquella voz no parecía callarse incluso para tomar aire, Parra no entendía ni una sola palabra de lo que le intentaba decir.
Parra creía que era español, pero aún así no podía entenderlo en lo más mínimo, hasta que escuchó su nombre.
...Parra...
Talvez fue una ilusión pero Parra creía haber escuchado su nombre por un segundo, aunque tampoco era algo tan importante ya que Parra sabía desde antes que le estaba hablando a él.
Aún así lo despertó un poco el hecho de haber entendido finalmente una palabra. Y así poco a poco comenzaría a entender más palabras de esa voz.
...
Escuchó su nombre nuevamente pero no solo eso, también parecía haber escuchado un "Te necesito" justo después de haber pronunciado su nombre.
Parra sentía que estaba recuperando el control sobre su cuerpo, por lo que lentamente y con muchos nervios estaba moviendo su cabeza a la dirección donde provenía esa misteriosa voz.
...
Una expresión de completo terror rápidamente se formó en la cara de Parra
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*Ring Ring Ring*
(Pura calidad en los efectos)
Parra despertó asustado de su cama por todo lo que tuvo que vivir en esa pesadilla tan rara y espantosa que casi lo pone al borde de las lágrimas.
Pero por fortuna para Parra había alguien para consolarlo.
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