25. Alter

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Tomé la perilla de la puerta y mi mente jugó de nuevo conmigo. Sentí una mano tomar mi muñeca, por inercia la sacudí bruscamente -aunque no era necesario, ya que no era real en lo absoluto-, pero funcionó, porque lo que me apresaba me dejó.

Salí por la puerta y repentinamente sentí unos brazos que me aprisionaban desde atrás.

-Minho -sollozó el pelinegro en mi oído-. No te vayas.

Mi cuerpo se tensó y no fui capaz de dar otro paso, pero tampoco de girarme.

-Te amo, te amo, solo... tengo miedo, no quiero dañarte, no quiero atrasarte, no quiero que te quedes aquí por mí cuando... no tengo nada que ofrecerte, por favor, tengo miedo.

Tiritaba y yo podía sentirlo en mi espalda, así que giré y lo aparté un momento, ¿era real? Pasé una de mis manos por su mejilla y sequé las lágrimas que la mojaban. Suspiré y lo observé bien.

-Minho, yo...

-Eres consciente de todo lo que acabas de decir, ¿no?

Entreabrió los labios, pero no dijo nada más.

-Han Jisung, me lastimas y lo has hecho por años. Hace un minuto atrás mi cabeza hizo cortocircuito, pero lo entendí. No puedo seguir aquí para ti más. Necesitas...

Callé y solté su mejilla. Quería ordenar mis pensamientos y poder decírselos de una forma correcta y sin herirlo, porque, a pesar de todo, no quería hacerlo.

-Te necesito a ti...

-No -negué con la cabeza- No me necesitas a mí, te necesitas a ti y encontrarte realmente después de todo este tiempo haciendo lo que pensabas que estaba bien; lo que era bueno para ti y no lo que querías hacer y experimentar -pausé un momento y lo observé a los ojos- Y yo ya no estaré más ahí para enseñártelo, Han.

Di media vuelta y caminé a paso rápido bajando las escaleras y yendo hacia mi auto, necesitaba distraerme y no volver corriendo a sus brazos para besarlo y decirle que todo estaría bien, vi una película frente a mis ojos donde lo hacía, donde le pedía que se fuera conmigo y que nos quedáramos juntos el resto de nuestras vidas. Sin embargo, ambos necesitábamos sanar.

Conduje hacia las afueras de la ciudad, sabía que debía volver a buscar mis cosas para tomar el vuelo y estaba peleando internamente con las ganas de irme a un bar a ahogarme en alcohol; porque estaba conduciendo y porque sentía que la faceta en la que utilizaba esa manera de olvidar ya la había dejado atrás; no quería volver a ella. Así que paré luego de unas dos horas de conducción, estaba bastante alejado del centro y se veían pocos habitantes y más lugares verdes, había muchos árboles y estaba un poco elevado así que desde donde me encontraba podía mirar el pueblito.

Cuando me sentía así y me encontraba solo volvían a mí los pensamientos intrusivos, pero también aquellos en los que imaginaba haber nacido y crecido en un pueblito así, con una familia que me quisiese y una vida típica; yendo a la escuela, raspándome las rodillas al jugar en las plazas, yendo donde mi madre para que me reconfortara con ese algo que siempre tenían en las películas, quizás una sopa, una comida o galletas. Secretamente veía películas así de melancólicas antes de entrar a trabajar y no tener tiempo para muchas cosas, era mi forma de escapar de todo el miedo a la vida real y sumergirme en una historia de mentiras en la que yo era alguien común. Al crecer solo pensaba en ocupar en mis tardes el dinero que había ganado y darme lujos o meterme en la cama de alguien.

Eso luego de volver a ver a Jisung.

Nuevamente me sentía frustrado, como alguien podía hacerte tan feliz y provocarte tanto daño a la vez. Realmente me costaba entenderlo, sin embargo, debía dejarlo atrás y esta era la oportunidad perfecta. Ya no tenía excusa alguna... aunque lo había probado y esas imágenes vivirían en mis recuerdos y sueños toda mi vida.

Sé que sientes esto~ [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora