Éxtasis & Dolor

~Capítulo°1~

Emily

Ahí estaba él, sentado al otro lado de la cafetería, presumiendo de su "novia", más bien yo diría una de sus tantas zorras. Aún no podía comprender como alguien hacía para que cada vez qué se le antojase pudiese cambiar constantemente de pareja, acaso era posible?. Pues no lo se, lo que sí no podía creer es que alguien como yo se enamorara de un idiota como él. Así es, yo, Emily Bradley he caído en las seducciones de aquel ser orgulloso, Lowell Craig Stewart.

La vida me dio una mala jugada, pero por más que trataba de deshacer esa enfermiza obsesión por él solo lograba caer más ante sus pies.

A veces no podemos elegir a quién amar y eso es lo que más nos duele aceptar.

Amar y no ser amado. Ese era el típico lema que me caracterizaba hacia él.

Saber que la persona que tanto he añorado en mi vida esté tan cerca pero a la vez tan lejos me destroza completamente el alma. Y para ser poco, tener la noción que se revuelca con cualquiera me dan ganas de pegarme un tiro.

Mis pensamientos siempre tomaban el control sobre mi, eran como una ráfaga de viento, daban su golpe inesperado y dejaban su pequeña destrucción. Como lo estaban haciendo en estos momentos.

Me quedé viendo detenidamente como su perfecta dentadura era visible, las comisuras elevadas a cada lado de sus facciones me empezaban a dejar en un estado en el cuál perdía la cordura, aquél cabello natural que posee es negro, pero no cualquier negro, si no uno intensamente oscuro, es como si fuese decolorado. Su cuerpo es un manjar de Dioses, por no decir que es el mismísimo Dios de la seducción. Pero algo siempre consume mi atención cada vez que los veos, sus iris tienen un color muy peculiar, diría que ámbar claro, pero de vez en cuando cambian a una tonalidad amarillenta que contrasta a la perfección con sus rasgos anatómicos. Todo de él es como una droga para mi, y se que llegará el momento en que esa droga me haga daño. Pero por más que odio admitirlo, Lowell Stewart es odiosamente irresistible.

-Emily...Emily Bradley!- una voz conocida hizo que volviera a la realidad, haciendo captar toda mi atención- acaso has escuchado siquiera algo de lo que estaba hablando?- su ceja se elevó en señal de una respuesta.

-perdón Maddi, estaba pensando, en...- di un ojeada a la figura masculina que se encontraba con la chica peli rubia de buen porte, la cuál me daba náuseas de tan solo contemplar como ambos se besaban, di un leve suspiro para volver mi mirada ha la chica de ojos oscuros que se encontraba sentada a mi lado-ya sabes, Stewart...- dije tratado de sonar lo mejor posible pero fue más que evidente que "bien" no estaba, así que solo le di una débil sonrisa.

Sus ojos fueron directamente a donde había posado anteriormente mi vista, en los dos "melosos"-lo siento, se que debe ser dificil tener que verle la cara todos los días a ese imbécil mientras está con una de esas rameras- dijo con un enfado que ya era muy normal cada vez que se dirijía al chico que todos los días rompía, quemaba y desgarraba los pocos pedazos de mi pobre corazón -estaré siempre a tu lado Emily, en las buenas y en las malas- sentí como sus brazos me envolvieron, y yo también procedí ha realizar el mismo movimiento.

-gracias Maddi, no se que haría sin ti- otro suspiro prominente salió de mis labios, mientras seguíamos abrazada.

-que te parece, noche de chicas?- preguntó mientras una gran sonrisa fue evidente en su rostro, eso solo quería decir que una cosa, sí, Maddi pasaría la noche en mi casa.

Asentí a su cuestionario devolviéndole la sonrisa, pero esta vez una sincera.

Maddi, ha sido mi mejor amiga desde que tengo memoria. Sus padres siempre han tenido un gran afecto hacia mi, es como si fuece una hija para ellos, por así decirlo. Los Srs.Wilson tienen negocios fuera de la ciudad por lo cuál Maddi en varias ocasiones a tenido que quedarse en mi casa, mi madre siempre estaba de acuerdo, así que en las noches mientras ella dormía Maddi y yo empezábamos a ver películas mientras comíamos palomitas o hablabamos de algún tema interesante.