Final

880 87 54
                                    

Un mes después

Seo Bae-Joon suspiró un aliento cansado. Su espalda se dejó caer sobre el respaldo del asiento. De una forma u otra, las circunstancias se complicaban cada vez más. Con el paso del tiempo, la carga de trabajo se desbordó inesperadamente. Y pese a la contratación de personal adicional, las decisiones estaban bajo la responsabilidad de Seo Bae-Joon y el profesor el Kan.

Por ese motivo el tiempo que podía pasar con Taerim se vio reducido considerablemente. A pesar de estar al pendiente de él, era inevitable que el sentimiento de culpa se desvaneciera.

Le debía mucho a Taerim, y Seo Bae-Joon estaba sumido en una silenciosa ansiedad que lo estaba consumiendo. Le era imposible conciliar el sueño y constantemente tenía pesadillas sobre aquella noche.

Gracias a la fuerza de ese chico, tanto él como sus hijos pudieron salvarse. Todo había sido gracias a la fuerza natural de su cuerpo, que luchó contra todo pronóstico y expectativa. Sin embargo, Seo Bae-Joon vivía en constante conflicto ante la idea de ser abandonado.

Antes no era así. Sin embargo, cada vez que se ausentaba tanto tiempo de su lado, la ansiedad se acrecentaba.

Con cuatro meses de embarazo, la carga de dos vidas era excesiva para su cuerpo. Seo Bae-Joon sabía que el riesgo de llevar a término ese embarazo era alto. Sin embargo, en ese momento lo único que pensó fue el deseo ferviente de Taerim por conocer a sus hijos.

Mirando a Taerim lleno de alegría después de mucho tiempo... Por supuesto que no podría tomar una decisión que rompiera su corazón. El límite para poder interrumpir el embarazo ya había pasado. Seo Bae-Joon era plenamente consciente de eso, pero también estaba seguro de que los efectos adversos ya se estaban presentando.

¿De qué manera podía ser de ayuda para Taerim? En ese momento, estaba furioso ante la sensación impotente que lo estaba dominando. Siendo un Alfa en extremo dominante, siendo una persona que jamás se dejaba vencer por las circunstancias. En ese momento estaba contra una difícil decisión.

El no haber podido escoger correctamente en el pasado, le representó un severo problema. Pero su decisión volvería a ser la misma. ¿Cómo tomas la decisión de matar a tus propios hijos?... Sin importar la clase de bastardo que hubiera sido y todos sus errores, jamás consideraría una opción así.

Pero él mismo sabía que siempre que algo bueno pasaba en su vida, algo de igual magnitud lo sacudía nuevamente.

Era como si estuviera maldito.

***

El auto se estacionó afuera de la fachada de un elegante hotel, Seo Bae-Joon descendió del lujoso sedán color negro. Fue dirigido al interior del restaurante, que estaba adornado con enormes candelabros de cristal, y largas cortinas. A su lado, estaba el secretario Kim, quien estaba murmurando unas palabras suavemente.

"Lee Myong, 28 años. Es la hija del presidente del conglomerado Lee. Actualmente, la compañía cuenta con un capital de más de 200 millones de dólares, sin contar los activos pasivos. La primera junta de negociación fue hace un mes y dentro de las consideraciones que quedaron en reserva era el lugar de la sede de la cooperación. No estaban seguros de querer que el negocio operará directamente en Corea. Pero los mercados en Shanghai no muestran buenos avances tras la nueva reforma de la República de China".

"Bien, ¿Ella ya está aquí?"

"Sí, señor, es la dama del vestido rojo".

Mirando hacia adelante, notó a una mujer de larga cabellera negra, con unos rasgos asiáticos muy finos, sus labios pintados de lápiz labial rojo estaban pegados a una copa de vino. El hermoso vestido rojo cereza que caía elegantemente parecía brillar sobre ella.

Esto es un sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora