Prólogo

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A pesar de que tenía más de diez años haciendo esto, hoy se sentía diferente y por una extraña razón estaba más que nerviosa, mis manos no dejaban de transpirar a pesar de que mi hermano se encargaba de refrescar mis palmas con el abanico que mi madre le dio. Pero parece que mis nervios no estaban dispuestos a darme tregua.

Te he acompañado en todos tus conciertos desde que tu carrera despegó y esta es la primera vez que tengo que hacer algo tan ridículo como soplarte las manos. Esto no es propio de la prima donna ¿No se supone que debes estar familiarizada con las grandes audiciencias?

—Por Dios Jungkook, sólo tienes que soplar otros cincuenta minutos más, juro que te pagaré la cena en el pavillon ledoyen la próxima vez que vayamos a París.

Mi hermano rodó los ojos resignado con la situación y no tuvo más remedio que seguir abanicando. Pero ¿Qué esto no era lo que los compañeros de escenario hacían todo el tiempo?

Apoyarse

Jungkook y yo hemos recitado juntos desde que éramos niños, por ejemplo; en las cenas de navidad que la familia Jeon organiza cada año, en los cumpleaños de mamá o incluso en el funeral de nuestro padre.

Mi madre, siempre ha señalado que tenemos una exquisita conexión en el escenario, lo que nos ha llevado en más de una ocasión a dar conciertos en dúo, justo como hoy donde daré uno en honor a mis diez años de carrera como soprano y felizmente invité a mi hermano mayor para abrir el show.

—Por cierto, dónde está el imbécil de Jimin, tendría que haber llegado hace una hora.

No era un secreto que Jimin jamás haya sido del agrado de Jungkook, todo el tiempo ambos tenían cosas que reprocharse y lastimosamente yo estaba en el medio en cada una de sus disputas. Aunque, en más de una vez traté de saber los motivos, los dos actuaban en completa demencia cuando les cuestionaba el por qué de sus actitudes.

Entonces, sólo llegué a la conclusión de que Jungkook era uno de esos hermanos mayores con complejos de sobreprotección que en todos los hombres veía una amenaza. Sin embargo, yo más que nadie creía que Jimin era todo, menos alguien que sería capaz de hacerme daño ¿Cierto?

Grave error

Como si Jungkook lo hubiese invocado, el hombre entró a la sala de espera donde mi hermano y yo hemos pasado las últimas dos horas.

Jungkook al verlo, lo escaneó de arriba abajo para después lanzarle un gesto desaprobatorio haciendo que Jimin se tensara en su lugar.

Naturalmente mi esposo todo el tiempo me recibía con una grata sonrisa y un ramo de flores, pero esta vez, ni sonrisas, ni flores para mi. Todo lo que podía sentir era una presencia demasiado gélida por parte del hombre que me llenó de amor por tantos años.

Jungkook se levantó dispuesto a dejarnos solos, pero antes de desaparecer me dio un ligero apretón de manos y ahora no sabía como interpretar aquello.

Mi hermano con total gallardía pasó a lado de Jimin ignorándolo, pero parece haber recordado algo pues se detuvo de golpe para demandarle un "Espero tengas las agallas para decirle, así como las tuviste para mentir"

—¿Qué es lo que tienes que decirme Jimin?—pregunté un poco descolocada luego de escuchar a mi hermano decir aquellas palabras que para nada sonaban agradables.

¿Mentir? Jimin jamás lo había hecho, siempre hemos sido una pareja transparente, quizá una de nuestras mayores fortalezas para sobrellevar esta relación de larga data.

—Tendré un hijo.

Pero, a veces las personas más nobles pueden mentirte durante tanto tiempo mientras te hacen creer que estas en cielo, cuando todo el tiempo vivimos en el mismísimo infierno. Ese que yo comencé a vivir esa noche.

Love AffairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora