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Ulises D'Amico

Plantado

Esa era la mejor palabra que me describía en estos momentos.

Ella no volvió a parecer mientras la espera deseos de solo dar una vuelta por la cuidad.

Cabreado me fui al garaje en donde escondo mi motora.

Siempre he tenido una afición con las motoras y esta es la primera que decido comprar, y quería dar un paseo con ella.

-Cuidado a donde vaya señor- sonreí al señor de seguridad

-Tranquilo solo iré a mi casa- mentí con una sonrisa

-Que descansé- asentí para acelerar la motora dejando un estruendo detrás de mi

El casco evitaba que el viento resecara mis ojos.

Conduje a una velocidad alta hasta mi bar.

Necesitaba verificar que todo siguiera como esperaba.

-Bienvenido- me saludo el portero

-Gracias- le sonreí para dejar el casco en la motora y entrar

La gente disfrutaba y eso me agradaba.

El restaurante estaba lleno de igual forma que el bar.

Pase entre la gente para entrar a mi oficina. Rápidamente el recuerdo de aquel beso vino a mi haciendo que mi erección creciera.

-Es un puto beso- estaba enojado conmigo

Mi cuerpo reaccionaba totalmente a lo contrario de lo que quería.

En mi escritorio había una montaña de documentos.

-Dios, en qué momento deje que esto creciera-

Ya no hablaba de mi miembro claramente.

Me senté en mi lugar y comencé a revisar todo.

Uno de mis empleados me trajo un vaso con vodka logrando que las horas se me pasaran rápido.

-Señor tenemos una situación en la cámara 5- escuche al chico de seguridad

Mire rápidamente las cámaras y note como la cinco había dejado de funcionar, esta cámara daba para un pasillo oscuro que quedaba al lado izquierdo del local.

Siempre hacían eso cuando había peleas afuera del local.

Sin mucho apuro solo aprete el botón de la policía para que dieran ronda mientras abría una solicitud para que vinieran a arreglar esa cámara.

Continue revisando todos los documentos logrando bajarlos.

Muchos eran resume de personas que querían trabajar y por ahora no necesitábamos más personal, pero debía siempre tener un folder con resume por lo que pudiera pasar.

Otros documentos eran sobre nuestras ganancias y gastos.

El local me estaba dejando bastante dinero lo que me permitía cubrir los gastos de la empresa.

Volví mi mirada a las cámaras para verificar que todo estuviera bien.

La gente parecía divertirse mucho, pero mi mirada se detuvo en un cuerpo que bailaba con más hombres.

Conocía muy bien esas caderas y como se contoneaba.

Hice un zoom para tenerla en todas las pantallas.

Ella se había cambiado, ahora tenía un vestido negro pegado a su cuerpo, unos tacones que hacían que su cuerpo se marcara mucho más, su cabello lo tenía completamente suelto como a mí me gustaba y su maquillaje era sutil.

Romanov | Un nuevo comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora