Nueve cosas que no cambiaron.

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· JOSEPH ·

La noche en general pasó demasiado rápido. Vi varias veces a Peter, algunas de ellas con un chico alto que no reconocí, otras bailando, otras recostado en un sofá, y me acerqué una de las veces en que pareció mareado, pero estaba más borracho de lo que esperaba verlo, y luego de un rato sólo volvió a bailar. Verlo así fue de alguna manera terapéutico. Se veía feliz. Se veía bien.

Tom estuvo hablando con algunos chicos que no sé si conocía en realidad, casi no bailó, lo vi tener una llamada telefónica que no se veía muy alegre, y estuvo con Clarissa un buen tiempo. Aunque la mayoría del tiempo estuvo con gente, a veces se distanciaba y me hacía casi perderlo de vista.

Diana se tomó en serio que quería hablar con gente. Se unió a hablar a varios grupos, probó algunos tragos dulces y livianos y bailó conmigo por muchas horas.

En mi caso me gustaría decir que hice tantas cosas como ellos, pero verdaderamente estaba algo preocupado por cómo iban a estar, así que tomé, bailé, los seguí con la mirada cuando los veía, tomé, volví a verlos, tomé. Y mi alta resistencia (que es una molestia si tengo intenciones de emborracharme) me permitió ser el más cuerdo cuando finalmente nos fuimos, como a las 05:00 de la madrugada.

La fiesta estaba acabando, y Jeffrey, el chófer de papá, vino a buscarnos.

Peter estaba casi dormido en un sillón, tapado con una chaqueta —aunque no tengo ni idea de a quién le pertenecía—, Diana estaba hablando con un chico que le sonreía y la miraba con más interés del usual, y Tom estaba usando su teléfono en un lado del salón, mostrándole algo a Clarissa, ya que al parecer volvieron a encontrarse.

Y yo, yo llamaba a Jeffrey mientras me comía unas papitas que habían en la cocina, ahora que ya casi no había gente.

Y cuando Jeffrey viene a buscarnos y todos vamos algo dormidos en el auto, yo no puedo evitar pensar en que la verdad es que tomamos mucho. Pero a pesar de que habría necesitado varias más cervezas para encontrarme inconsciente o sin la capacidad de recordar, si me preguntan por esta noche, negaré muchas cosas.

Negaré haberme quedado mirando por un buen rato la forma en que Peter se movía al ritmo de la música, y se reía más tranquilo de lo que lo he visto hasta ahora. Negaré haber visto las cicatrices cuando el calor le hizo quitarse su abrigo. Negaré haber visto a Tom perderse en sus pensamientos, desaparecer por un momento, y volver del baño con ojos rojos, justo después de su llamada telefónica. Negaré haber visto a Diana esperando mucho tiempo para hacer un comentario que nadie escuchó en una conversación en la que no la miraron.

Y negaré la forma en la que me perdí imaginando sus historias y cada uno de los sentimientos dentro de ellos que no me cuentan.

Porque justo ahora los aprecio demasiado y quiero verlos bien, pero eso no siempre es posible.

Espero que puedan contarme más adelante.

Bufé, no vine a una fiesta a pensar tanto.

· PETER ·

Acabo de despertar, y no puedo contar todas las cosas que me duelen. Ni siquiera sé cómo llegué a casa anoche.

Levanté la cabeza de la almohada mientras me enderezaba sentado en las sábanas suaves. No sé bien qué hora es, sólo sé que si no sintiera mi cabeza partirse en medio me apetecería mucho seguir durmiendo. Solté un quejido y me fijé en la pantalla del celular en la mesita junto a mi cama, que sólo tenía quince de batería, y además de encontrar la hora marcando las 13:34 encontré varios mensajes del grupo de whatsapp "Tu vieja", aunque el hecho de que el grupo no se llamaba así ayer hizo que tardara en entender cuál era.

"Algo así como estar bien".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora