02.- Llamada.

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Terminando de recoger las cosas de su pupitre, Sunoo se colgó la mochila a uno de los hombros y salió bostezando hacia el pasillo. Ahí estaba Jungwon recostado al alféizar de la. engaña y al verlo, se dirigió hacia él; una expresión somnolienta enmarcando su semblante.

—Sun, ¿estás bien?—le preguntó con sólo verle, analizando con cuidado sus facciones, y viéndose más preocupado de lo que se ajustaba a la situación actual. Sunoo soltó otro bostezo sin decir una palabra, tapándose la boca con el dorso de su mano, antes de adelantarse a Jungwon a través de los pasillos del instituto. Tenía hambre, sueño y malestar luego de una monótona clase de química, lo último que necesitaba esa mañana era tener a su mejor amigo preocupándose por él. —Vi que te quedaste dormido en química y ahora pareces un zombie. Mira esas ojeras, Sun, ¿puedo saber qué andabas haciendo anoche?

¿Anoche? Nada en especial. Follar con uno de nuestros mejores amigos hasta las cinco de la mañana, lo de siempre ¿no te jode?
—Ah, es mi familia—dijo en cambio—. Hicieron una cena con unos parientes nuestros en casa, y entre comida y tragos, terminaron más tarde de lo que debieron.

Si había algo que Sunoo había desarrollado a lo largos de estos últimos dos años follando a escondidas con Heeseung, era la habilidad de mentir de la manera más natural y razonablemente creíble que podía. Normalmente se veía en la "penosa" situación de tener que decirle, tantos a sus padres, como a sus amigos, lo primero que se le venía a la cabeza para encubrir las horas de la noche—o del día, en el caso los fines de semana—que se pasaba en ese departamento de he había alquilado, follando con Heeseung.

Aunque bien, tampoco se requería de demasiada habilidad para mentir, si se quería engañar a Jungwon. Su amigo era, probablemente, la persona más inocente e ingenua que Sunoo había conocido alguna vez en su vida. Era fácil convencerlo de algo cuando lo necesitaba.

—¿Qué hora es?—preguntó Sunoo luego de algunos segundos, volviéndose hacia su derecha, viendo a Jungwon caminando a su lado, con los ojos fundidos en su móvil.
Su amigo miró el reloj en la pantalla principal antes de contestar—. Las dice y media. Debemos apurarnos si queremos alcanzar puestos en el comedor.
—Nah, no lo creo—Sunoo se encogió de hombros; su mano izquierda ahitándose un poco con un aire despreocupado—. Los chicos ya deben estar almorzando. De seguro reservaron dos sillas para nosotros.

Y con "los chicos" se refería a Heeseung, Niki, Jake y Jay. Ellos seis eran algo así como los compis inseparables del instituto. Básicamente se la pasaban juntos desde la entrada, hasta la salida de la escuela; a veces hasta más, si decidían reunirse en casa de Sunoo a estudiar para algún examen o cualquier parcial.

No estaban todos en el mismo año, claro está. Niki era el menor, cursaba el primer año; Jake iba en segundo (repitió año), y Sunoo, Heeseung, Jungwon y Jay estaba en tercero, a unos meses de graduarse e iniciar en la universidad. Sunoo y Jungwon eran algo así como mejores amigos; desde el primer año habían tenido la suerte de caer en el mismo salón de clases todos los cursos y eso los había vuelto...inseparables, por así decirlo.

Llegaron al comedor y compraron el menú del día, que, gracias al cielo, no estaba tan deprimente como la mayoría de la veces.

Ambos, casi al mismo tiempo, pudieron percibir las inconfundibles carcajadas de Jake desde el otro lado de la cafetería. Volviéndose había la dirección de donde provenía el escandaloso sonido, pudieron divisar la mesa donde estaban sentados sus cuatro amigos; con dos puestos libres junto a la ventana.

—¡Eh, chicos!—Jay había sido el primero en verlos, y como un para nada discreto chiquillo, se dispuso a agitar ambas manos en alto para llamar su atención—. Vengan, reservamos puestos para ustedes.

MORE THAN SEX | HEESUN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora