1. Más plantado que un árbol

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Si a Izuku Midoriya le preguntan cuántas veces ha sido rechazado en sus confesiones de amor, no respondería. En primer lugar, porque ya perdió la cuenta y, en segundo, porque se pondría tan nervioso que lo único que saldría de su boca serían puras incoherencias.

Y si le preguntan cuántas veces ha sido aceptado... tampoco respondería, porque la respuesta es ninguna.

Hasta ahora.

—Ok

Esa sola palabra de dos letras lo emocionó.

—E-entonces- ¡Nos vemos el sábado a las cuatro en el parque de diversiones!

Terminó de decir a toda prisa y salió corriendo de ahí muy feliz.

Ha sido aceptado, por Kiki Niwashi, una amable chica a la que conoció por un pendiente que ella olvidó en la cafetería.

Pero no eran pareja, no. Izuku la había invitado a una salida el parque de diversiones, donde le propondría empezar una relación. Había ido despacio, no como las veces anteriores donde decía de frente si podían empezar a salir. No eran pareja, pero era una aceptación, un . Y estaba seguro que Kiki Niwashi había captado sus intenciones.

No se equivocaba, ella sí lo sabía.

Izuku corría por los pasillos de la preparatoria buscando a su mejor amigo para contarle lo sucedido.

Katsuki Bakugo era cómo se llamaba, lo conocía de toda la vida, ambos crecieron juntos, fueron a las mismas escuelas y ahora estaban los dos juntos en las mismas clases en esa, la UA. Aún con el carácter un poco difícil de su amigo lo quería mucho y se sentía afortunado de tenerlo en su vida. No deseaba que su amistad acabe nunca.

Nunca.

Corría tan rápido y distraído que no se fijó en que una castaña salía de un aula a su costado y terminó chocando con ella.

—¡Ahhh!

Estando a punto de tocar el suelo, la castaña lo agarró de la muñeca deteniendo abruptamente su caída.

—¡Deku-kun! ¿Qué haces corriendo por los pasillos? Si Iida-kun te ve serás regañado —Dijo aún teniendo al peliverde colgando de la muñeca.

—Lo siento, era importante —Explicó parándose. A veces le sorprendía la fuerza y estabilidad de su amiga, pero bueno, estaba entre las mejores del club de judo.

—¿Importante? —Preguntó interesada.

—Si... sucede que... —Detuvo su hablar al ver a su amigo por la ventana en los terrenos del gimnasio de la escuela— Eh- luego te digo Uraraka-san, debo irme ¡Hasta luego!

—Esta...bien. Uh, ya se fue

Bajó por las escaleras lo más rápido que pudo —mirando a los lados por si veía al delegado de clase, Iida Tenya—, llegando a las afueras del gimnasio. Rápidamente entró, pues la persona a la que buscaba no estaba afuera y como habían acabado las clases, debía estar adentro.

El rubio ceniza que buscaba se encontraba ahí, tal como pensó. Rápidamente fue hacia él.

—¡Kacchaan, Kacchaan! —Llamó captando la atención del cenizo, quien volteó a verlo.

—Hey nerd. ¿Qué te tiene tan feliz, eh?

—¡Adivina!

—No —Respondió recibiendo un balón de básquetbol dirigido hacia él.

—Eh, noo. ¡Vamos, adivina, adivina! —Insistió zarandeándolo del brazo.

—¡Solo dime!

—¡Adivina tú!

Plantado // [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora