Los últimos Potter

CAPÍTULO 15: Bóvedas y Testamentos.

En los años posteriores, Caelum no recordaba como había superado el shock tremendo que le trajo haber leído aquel pergamino de herencia. Quizás fueron los golpes de Acrux o los gritos de Sirius. Pero cuando salió de ese estado se encontró acostado en un sofá en la Oficina de la Casa de los Potter en Gringotts.

-Al fin. Nos tenías preocupados, Su Majestad -dijo Sirius en tono burlón

-Entonces, ¿es verdad? -preguntó Caelum en tono bastante agitado.

-Sí -le respondió Acrux y cuándo Caelum lo miró tenía una sonrisa de oreja a oreja- Su Alteza.

-Olvidemos la ley de Murphy -dijo Caelum- la ley de Potter es mucho mejor, si algo bueno te pasa, algo malo vendrá detrás.

-Anímate y deja esa cara. Eres el hombre más poderoso de todo el Mundo Mágico, con ese poder destruirás a Dumbledore con solo un chasquido de tus dedos y Voldemort se hará en los pantalones -dijo Sirius.

Si uno lo miraba de esa forma, ser el Rey tenía sus ventajas, y sería de gran ayuda para librar la guerra y unificar al país.

En menos de una semana su había cambiado para siempre, en primer lugar había dejado de llamarse Harry, ahora se llamaba Caelum, lo que su tío considero ser un excelente nombre Black; pero las revelaciones iban más allá, tenía un hermano gemelo, que había resultado ser nada mes que su anterior enemigo escolar Draco Malfoy; su madre era una bruja sangre pura, lo que lo convertía en uno de los magos con la sangre más “pura” del todo mundo mágico; tenía una herencia enorme, sería imposible llegar a contar todo lo que poseía, desde múltiples residencias hasta más de 20 bóvedas repletas de artefactos mágicos; y ahora por último, era Príncipe de la Gran Bretaña Mágica, y su futuro Rey. Caelum, sinceramente no sabía si reír o llorar.

Caelum fue sacado de sus pensamientos, por Ragnek.

- Ahora que se ha recuperado, a Su Alteza quizás le gustaría visitar el resto de sus bóvedas. –Caelum simplemente asintió. Ragnek empezó a caminar liderando el camino, para la sorpresa de Caelum y Acrux no volvieron por la camino de entrada sino que se dirigieron por un intrincado grupo de pasillos hasta llegar a una puerta de metal. Ragnek giró una manilla en la parte izquierda de la puerta y esta se abrió dando paso a lo que parecía ser un ascensor.

-Entren -orientó el duende- Este ascensor nos llevará a las bóvedas. Es mucho más cómodo que los carros.

-Ciertamente -le respondió Sirius.

Dentro del ascensor había un entramado complejo de runas que brillaban con intensidad, Ragnek tocó una de ellas y el ascensor comenzó a descender por lo que pareció una eternidad que las puertas se volvieron a abrir, dejando ver las cuevas donde se encontraban las bóvedas familiares, que parecían encontrarse en los confines de la Tierra.

Cada bóveda era diferente, algunas eran de mármol blanco, otras estaban hechas de piedra oscura y la de la Noble y Ancestral Casa de los Potter estaba hecha en piedra gris.

En la puerta estaba tallado en relieve un árbol grande en cuyo centro se encontraba una piedra blanca que brillaba

Entonces pudieron observar detenidamente, que a diferencia de las bóvedas que se encontraban más arriba, estas estaban exquisitamente hechas con mármol blanco y decorados de oro y plata.

-¿Qué se creían? –preguntó Sirius.

-Cualquier cosa menos esto –dijo Caelum.

-Ni la bóveda Malfoy está tan bien hecha. –dijo Acrux.

-Los Malfoy no son una Noble y Ancestral Casa, querido sobrino, los Potter y los Black sí. –dijo Sirius, con un notable orgullo en su voz, por mucho que hubiera dicho sobre despreciar a los Black, su visión ahora había cambiado, ahora entendía perfectamente las palabras de su madre “Para los Black, la familia es lo primero”.