Y entonces despertó.
Su respiración se encontraba agitada, con su pecho subiendo y bajando a una gran velocidad, sus ojos oscuros llorosos recorrían la habitación a oscuras.
La sabana solo lo protegía hasta la cadera, ya que al despertar y sentarse solo había hecho que se bajara.
Se lleva ambas manos a la cara, secando sus mejillas y tratando de no soltar más lágrimas. Se volvió a dejar caer a la cama, más tranquilo habiendo pasado unos segundos.
—. ¿Mi niño?—. Escucha a su pareja murmurar, con la voz un poco ronca y luchando para levantarse para atenderlo.
—. Lusu...—. Susurra aliviado, en sus labios formándose una leve sonrisa y en sus ojos pequeñas lágrimas de felicidad.
—. Mi niño... ¿Estas bien?—. Susurra acercándose a su novio, abrazandolo un poco tímido, dejando que el peli negro se acomodará mejor.
—. Sí, sí... Todo bien, ahora que estoy contigo—. Abrazando por la cintura al castaño, apoya su frente contra la cabeza de este.
Tan feliz.
Tan contento.
Todo era tan perfecto siempre que estaba a su lado.
Siente a su contrario abrazandolo con más fuerza, transmitiendole el calor que sabía que necesitaba, la seguridad y felicidad que le faltaba, deshaciendo la tristeza y depresión a través de un acto tan simple como un abrazó.
—. No lo hagas, nunca, por favor—. Siente los dedos del mayor jugando con los mechones largos de su cabellera, tratando de aliviar el miedo que le quedaba para remplazarlo con cariño.
—. ¿Hacer qué cosa, mi niño?—. Es lo que le pregunta Borja a su amado, sintiéndose cansado, pero buscando energías de donde sea.
Existe algo que se forma en su garganta, siente su nariz picar, sus ojos temblar a causa de las lágrimas y sus manos solo aprietan la tela suelta de la pijama de Luzu.
Entonces recuerda lo que soñó, esa horrible sueño que fácilmente lo podría comparar con una pesadilla.
Una pesadilla donde su novio, la razón para ser feliz, su razón para existir, para sonreír, para vivir, para despertar cada mañana sabiendo que él siempre estaría para acompañarlo hasta en sus malos días, moría.
—. Nada, nada, perdón, Lusu, solo... Abrázame, por favor—. Susurra apretandolo con fuerza, hundiendo su rostro en el pecho del contrario.
Se sentía tan cómodo cuando su pareja cumplió con su simple petición.
Se sintió tan bien sentir su calor corporal, su respiración calmada moviendo apenas su cabello, mientras que sus dedos sujetan con firmeza su cintura.
Bostezo, dispuesto a volver a dormir, los brazos de su pareja podrían ser su cobija que lo protegieran del frio y todo lo mal del mundo y el lento latir de su corazón podría ser su canción de cuna.
—. Lusu, cariño—. Lo llama, separándose un poco y estirandose, tomando sus mejillas entre sus manos, acariciando con su pulgar la ojera marcada, mirando el lindo color de sus ojos—. Te amo...—. Murmura, habiendo esperando 5 largos años solo para pronunciar esas dos palabras.
Porque sabía, desde el momento en que lo conoció, que él sería la primera y única persona a la que le dedicaría esa frase, a la que le dedicaría hasta su último suspiro, a la que se entregaría en cuerpo y alma, confiando ciegamente en que lo cuidaría y protegería, así como él lo hace por su contrario.
Por él había hecho tantas cosas, tantas locuras, habiendo vivido tantos momentos con él, tantos especiales, tantos felices como tristes.
Lo mira sonreír, siente su emoción a través de sus ojos cansados, de esos ojos a los que ama tanto, al igual que a cada centímetro de su cuerpo. No tardan en formarse pequeñas lágrimas que mojan sus dedos, que él se apresura en cerca con el mayor cariño que puede.
—. Mi pequeño Quacks, también te amo mi niño—. Susurra, jalandolo hacía él, abrazandolo con fuerza, juntando sus cuerpos, enredando sus piernas y besando sus labios.
Se besan con cariño y lentitud, transmitiéndose miles de sentimientos, de sensaciones, estando tan felices y conmocionados. Borja siente una mano tirar de los cabellos de su nuca, mientras que Alexis siente una presión en la cintura.
Al separarse, ambos se sonríen, se miran a los ojos y de abrazan con fuerza.
—. Te amo...—. Quackity escucha a su pareja decir, mientras que él se vuelve a esconder en su pecho, buscando en él su lugar seguro.
Sonríe, apretando la cintura del mayor entre sus brazos, sintiendo como lo acaricia tranquilamente.
Esta dispuesto a volver a dormir. A volver a soñar. Con la confianza de no caer en esa pesadilla. Esta dispuesto a volver a dormir, a volar entre sueños.
Pero nada de eso sucede.
Y entonces despertó, dándose cuenta de que todo fue un sueño...
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Sueño ¡Luckity¡
FanfictionY entonces despertó, dándose cuenta que todo fue un sueño...