Capítulo I

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- Pecados -

Mi padre dijo que no hiciera ruido, dijo que me ocultara por mucho que aquellas personas me llamaran amigablemente. Uno, dos, tres líderes en la familia cayeron, todos estábamos siendo cazados, y yo temía por mi vida.

Vi como se llevaron a la gobernante del mundo; Elena. Ella era considerada la monarca, la mujer más poderosa y bella, pero ella estaba podrida, yo lo sabía, pero el simple hecho de ver como era derrocada de su puesto me hizo temer.

Yo sabía que nuestra familia no era de santos, yo sabia que todo lo que hacían, aquellos actos incestuosos y de pedofilia  no eran buenos. Pero yo era proveniente de aquel clan, y por mucho que tratase de ocultarme, ella me encontraría.

Unos hombres desconocidos se llevaron a mi padre; George Ratri. Ellos me vieron, y extendieron su mano diciendo las palabras "todo estará bien". Temí por lo que pasaría, no sabía si aquello me beneficiaria o me joderia, pero acepte ir con ellos, aun con temor. Tome la mano de aquel soldado, y desde ese momento, le di inicio a mi libertad sin saberlo.

[....]

*El clan Ratri a sido puesto bajo rejas. Se les culpa por abuso de poder y actos de pedofilia*

Fue lo que mencionaron aquellas noticias, la chica de cabellos albinos solo suspiro y apago el televisor, hacia meses que condenaron a su familia, pero hasta ahora se realizaría su juicio. Ella se sentia aliviada por no estar en el lugar de su familia, ni tampoco queria estarlo.

Con solo recordar las cosas tan atroces que hacian... la hacian sentirse sucia. se sentia sucia por haber hecho lo que debia con tal de sobrevivir en aquel oscuro lugar. 

---- Ezis, ¿te sientes bien?--. Su ahora compañera de habitacion; Anna, habia entrado a la habitcion, y en cuanto vio a su ahora amiga decaida, no pudo evitar sentirse mal.

---- SI... No debes de que preocuparte, Anna--. La chica le dedico una pequeña sonrisa. Anna se acerco a ella y acaricio su espalda buscando reconfortarla.

---- Ezis, no deberias de sentirte mal por lo que ya sucedio. Tu solo lo hiciste para sobrevivir..--. Las palabras de su amiga rubia le llegaron al corazon. Asintio timidamente, mientras se intentaba secar las lagrimas que comenzaban a salir.

Despues de unos minutos, Anna fue en busca de una bolsa de compras que habia dejado en el escritorio. Se la entrego a la albina, y esta solo la recibio desconcertada. Anna le hizo señas de que lo abriera, y Ezis lo hizo, deseando que no fuera algo relacionado a su familia.

Era un pequeño peluche en forma de conejo, era blanco y con ojos azules. Ezis miro aquel peluche con cariño, pues su amiga sabia que amaba los conejos, y mas si se trataba de los color blanco como la nieve.

---- Crei que necesitarias un compañero, ya que no puedo estar todo el dia en casa debido a la escuela.

---- Anna... Muchas Gracias.

[...]

---- Ya te dije que no dire nada...

Apenas y habia sido llevada a la oficina que antes le pertenecia a Elena, un chico albino trataba de sacarle informacion mediante el dialogo. Pero hasta ahora, aquella chica habia decidido quedarse callada hasta la tumba.

---- Por favor, no te pido más que cooperar. Si contamos con tu ayuda podremos quitarle todo poder politico a los Ratri.

---- ¿Cómo podria creerle  a uno de los niños "especiales"?--. El albino solo tapo su marca con el cuello de su camisa, y miro acusarodamente a la joven.

---- En serio, necesitamos de tu ayuda. Nada de lo que digo es un juego o una mentira--. El chico parecía estarse inpacientando.  Ezis no dijo ni una palabra--. Ezis..

---- ¡Cállate Conejo!, ni se te ocurra volver a mencionar mi nombre.

---- ¿Co-conejo?--. Pregunto confundido. Ezis abrió los ojos a más no poder debido a la vergüenza.

---- Lo siento. Me recordaste a uno de mis peluches..--. Declaró en susurro.

---- Olvidemos que me llamaste así. Pero en serio, ¿no planeas decir nada?

Ezis solo bajo la mirada, ¿cómo podría decir una sola palabra de lo ocurrido en esa familia extinta? Ella no era muy diferente,  ella también estaba maldita.

Norman suspiró frustrado, le dio la espalda a la albina y se llevó una mano a la cabeza. Definitivamente nada estaba saliendo como quería, y sin una sola prueba no podría condenar a los Ratri en su totalidad.

— Espero que estés consciente de lo que haces, Ezis... –. Norman volteo un poco y la miro con el rabillo del ojo. Su molestia era más que notoria.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Ezis al notar la fría mirada de aquel albino. Miro hacia otro lado nuevamente, encogiendose de brazos e insegura en aquel lugar. Su mirada de enfado... no era tan distinta a la de ellos.

On A Cross [Norman] [The Promised Neverland]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora