¡Eh Ahí, Un Lindo Profesor! [TomTord]

Clases Particulares I

Ahí estaba, ya cinco meses y era su primer exámen de la clase de noruego. Odiaba no entender nada, así que decidió pedir la copia.

—Matt. . . Matt—
Susurró para que el compañero de a lado de escuchará.
—Matt pasame la del cuadro—
Miraba al escritorio donde se encontraba el mayor.
—No la eh hecho—
Le respondió, mostrando su libreta con el cuadro vacío.

—Pues hazlo, porque no entiendo ni mierda—
Volvió a decirle soltando el lápiz.
—¿Hay algún problema, Thomas?—
El profesor le habló desde su escritorio.
—¿Necesitas ayuda en algo? que veo que le hablas mucho a Matthew.—

—No, No. Le estaba diciendo que si me podía prestar su lapicero rojo sangre con olor a sandía.—
Trato de justificarse porque si, Matt tenía un lapicero color rojo sangre con olor a sandía.

Al maestro se le vio reír un poco porque le pareció algo ridículo lo que dijo, luego solamente le asintió con la cabeza y le ordenó que terminará.
—Se que tu puedes Thomas, solo es cuestión de querer.—

—No quería, pero ahora que me lo dijo como que me dieron ganas de hacerlo.—
Ambos se miraron, y luego cada uno volvió a lo suyo.

Era hora del receso, habían salido y Matt estaba con Thomas esperando fuera del aula a que saliera el profesor.

—Si, pero ya callate.—
Tom estaba molesto por el simple hecho de que Matt creía que le gustaba el profesor, pero no. No le gustaba. Sólo lo había dicho para que le dejara de joder.

—¡Uhhh!~ A Thomas le gusta el profe, a Thomas le gusta el profe—
Canturreo lleno de burla y justamente cuando lo estaba haciendo, Larsson salió del salón.
—¡Callate ya!—
Se cubrió la cara con el libro porque que pena.

Larsson sólo volteo y los miro a ambos con algo de duda y una expresión en su cara que era como una fusión entre vergüenza y sorpresa.
—¿Todo bien, chicos?—

—Si, solo. . . Olvidé lo que escucho. Le explicaré después de que se trata todo esto.—
Despues de eso Thomas tomo aire y se posó aun costado del mayor, dejando a Matt de lado.
—Tengo una duda.—

—¿Se trata sobre la clase?—
Ambos comenzaron a caminar al mismo tiempo.
—Exacto. Es sobre la clase ¿de que más sería?—
Le observó con indignación.

—No lo sé ¿de que más sería?—
El mayor sonrió.
—Thomas, para resolver tu pregunta, no, no tengo pareja.—
Eso lo tomo por sorpresa, estaba extrañado, dudoso. . . Aliviado. La relación que llevaba con el maestro era algo como. . . Estudiar-amistad.
—Eso. . . No era lo que tenía planeado preguntarle pero, gracias por decirlo—

Suspiró, acomodándose bien la mochila.
—¿Usted imparte lecciones privadas?—
Ambos se detuvieron fuera del salón de maestros.
—Si ¿acaso quisieras tomar alguna?—

—Si.—
Dijo mirando a través de la pequeña ventanilla que tenía la puerta.
—Bien, buscame en la salida. Te daré mis horarios y podrás seleccionar en el que te sientas más cómodo.—
Giro la perilla para entrar, pero se quedo esperando una respuesta.
—Lo haré.—

El hombre le asintió con la cabeza y entró en el salón, dejando aún Thomas pensativo fuera de este.
—Clases particulares, voy por ustedes.—