Génesis del planeta Kelu

Parte I

Con el Big Bang, la enorme cantidad de energía liberada tuvo efectos secundarios, estos aparte de los mas técnicos, hubieron algunos que no lo son, y estos los contaremos a continuación.

Fue tanta la energía producida, que esta fue suficiente como para crear a dos gigantes personajes: Kelu y Jacobson, unos animales semejantes a dioses.

Jacobson era una especie de Dios Ratón de cientos de kilómetros de alto y varios de ancho, Kelu era una Diosa con forma de gato, era una Diosa Gata, aproximadamente tres veces el tamaño de Jacobson. Ambos tenían una particularidad, y es que aparte de ser enormes e inmortales, estaban constituidos totalmente por luz, y por ende emitían luz, una luz tan poderosa que llenaba el infinito del universo por completo, él emitía una luz rojiza y un abrazador calor capaz de fundir hasta los diamantes, por otro lado la gran gata emitía una luz totalmente blanca, tan, pero tan blanca y pura, que ni la estrella mas potente, ni la nieve mas blanca que podría existir lograban ni pisar los talones a esta luz, una radiación tan intensa que hasta se podría tocar, claro, si es que no te desintegra, ellos podían viajar a la velocidad de la luz, recorriendo el universo y explorándolo, con sus largas colas de luz que mas parecían estelas, ¡y ese era su deber!, ¡su misión!, ¡su tarea!, guardianes del universo y también crear un mundo perfecto, por eso buscaban y buscaban en busca de un lugar adecuado para su mundo que tanto ansiaban. ¡Pero hay que aclarar algo! y es que ellos no se conocían hasta entonces, ellos, solo por el hecho de ser Dioses sabían que existía el otro.

Varios millones de años después, donde las estrellas no eran mas que espejos que reflejaban su luz, como enormes bolas de disco que difundían aún mas su luz, Kelu y Jacobson habían recorrido apenas un uno por ciento de todo el universo. Y así fue pasando el tiempo hasta llegar, después de millones de millones de años, al fin habían completado un noventa y nueve por ciento del universo cuando Kelu maulló:

-¡Basta!, ¡Mi paciencia se ha acabado!, si tan solo pudiera tener un compañero, podríamos unir nuestros poderes y crear el mundo que tanto quiero.

Y enormes y húmedas luces azules le comenzaron a salir de los ojos: lágrimas radioactivas y se quedó quieta, se fue a dormir a una estrella cercana, pero su poderosísima iluminación propia se lo impidió, de tal forma que solo quedó semidormida.

Por otra parte el Gran Ratón galáctico siguió, a la velocidad de la luz, viajando, propulsado por su propia luz.

EL ENCUENTRO

La Diosa estaba triste y semidormida sobre una estrella, de repente, comenzó a percibir un pequeño exceso de luz que de a poco comenzó a despertarla, levantó la cabeza y vio un pequeño punto rojo anaranjado a lo lejos, que iba iluminando estrellas a medida que se acercaba, se preguntó que era eso, Jacobson, por otro lado, ya había divisado la luz divina de ella y hacia allá se dirigía, ella se paró en dos patas, irradiando mas luz como nunca, para que ese otro posible dios lo pudiera ver.

-¿Será un compañero?- se preguntó a si misma

Y el se acercó, ella comenzó a ver una silueta de ratón con su larga cola de luz. Y chocaron, ella quedó impactada, ratón y gata juntos, enamorados, un amor un tanto extraño.

-Mi reina, no llores- Dijo el, y se calmó, se dieron un abrazo -Ahora somos dos- dijo ella con una felicidad infinita, su luz se hizo tan intensa, que carcomió todo a su alrededor.