Recuerdos Rotos

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Me encantaba bailar de niña, sí, lo amaba más que a nada en el mundo, era mi pasión, supuse que me dedicaría a eso cuando fuera mayor; ¡y vaya que acerté! Pero que pequeña tan ilusa era, creía que la felicidad era para todos, en cambio, la vida me enseñó lo contrario y de la peor manera. Aún recuerdo como comenzó todo: vestida con un pequeño tutú esperaba a mis padres sentada en el salón de baile para ir a las clases de ballet, era temprano y estaba nerviosa, no por las tutorías sino por la incesante discusión de mis padres.

―¿Cómo pudiste Eduardo? ―Mi madre estaba tensa, se le podía notar por su pecho que subía y bajaba frenéticamente―. Todavía no entiendo por qué no me dijiste sobre las deudas y las apuestas, ¿es que acaso ya no somos familia? ―En un momento de ira sus manos cerradas en puños se estrellaron en la parte superior de la guantera del carro―. Tú ¿cómo pagarás diez millones? ¡Esa es una suma inmensa!

―Alexandra, tranquilízate amor, seguro ganaré las apuestas de esta noche, confía en mí ―se excusaba mi padre con inquietud apretando el volante.

―¿Qué? ―Su cara se contrajo en ira y sus ojos se llenaron de lágrimas que corrían desbocadas por sus mejillas―. Acaso te has vuelto loco, ¿más apuestas? ―dijo tapándose la cara con ambas manos y sollozó― estamos perdidos.

Vi como mi padre intentó tomar la mano de mi madre pero esta lo rechazó empujándolo lo que provocó que perdiera el control del carro, saliéndose del carril en que íbamos y estampándose con otro que venía en dirección opuesta. Situándose en medio de la carretera donde una rastra que se acercaba a toda prisa no le dio tiempo parar arremetiendo contra nuestro auto. Lo último que recuerdo es como mi corazón latía a mil por segundo cuando miré la ensangrentada cara de mi madre y vi sin una gota de vida sus celestes ojos antes de que mi vista se oscureciera cayendo en la inconciencia.

Desperté sobresaltada en la camilla de un hospital, un inmenso dolor de cabeza me hizo volver a recostarme, todo estaba muy oscuro pero lo primero que me vino a la mente fue llamar a la enfermera y preguntar por mis padres. Escuché los pasos de la enfermera acercándose a mí, al preguntarle por estos esta no respondió, yo, aunque era pequeña entendí el significado de ese silencio. Quise salir de la cama, levantarme a toda costa y buscar yo misma a mis padres, pero la dichosa venda que tenía en la cara tapando mis ojos no me dejaba ver absolutamente nada y esto solo me ponía más nerviosa.

―Ellos no me dejarían ―gimoteé rompiendo a llorar sin consolación.

Sentí como dos personas me sujetaban a la camilla y luego como me inyectaban para sedarme. Mi respiración se fue calmando poco a poco hasta quedarme dormida. Desperté nuevamente al día siguiente, escuché a alguien aclarar su garganta y unos pasos acercarse a mí; por su voz supe que era mujer. Esta me explicó que estaría allí hasta curarme por completo porque el seguro lo pagaba y que no habría entierro sino que ya habían cremado los cuerpos de mis padres que cuando estuviera bien los recogería para llevármelos al orfanato donde tendría una nueva vida ya que no tenía más familiares vivos.

Mi visión no volvió cuando retiraron las vendas. Les sorprendió que mis ojos había adquirido otro color, las escleróticas de mis ojos se tornaron negras junto con los iris que eran de un ocre intenso. Solo dijeron que era una mutación extraña y que medicamente no había nada que hacer. Resignada no pregunte nada más, me quede viviendo en el orfanato, maltratada y rebajada por todos jurándome a mí misma que aguantaría hasta mis dieciocho años. Todo el sufrimiento que estaba viviendo acabaría pronto. Solo pensar eso me hace reír amargamente, eso lo piensa una niñata: que la vida le va a sonreír más delante; pero que mal estaba, el infierno no era el sitio donde estaba sino otro me tendrá atrapada hasta el final de mis días.

Hola, sé que este capítulo es un poco corto pero prepárense para lo que se avecina

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Hola, sé que este capítulo es un poco corto pero prepárense para lo que se avecina. Esto se va a poner a rojo vivoooo. Díganme qué piensan de esta pequeña muestra de lo que produce mi loca cabeza 🤣. Bueno nada más, gracias mis pequeñas Potwór

Las réplicas del amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora