Parte 1 Sin Título

14 3 0
                                    

Él estaba en la barra de esa discoteca a la que todo el mundo iba, buscando a una chica de quita y pon. Ella, en cambio, estaba en su casa sentada en su sillón favorito que daba a un gran ventanal con unas vistas espectaculares de la ciudad y al hermoso cielo nocturno, leyendo una de sus historias favoritas.
Se habían conocido cuando todavía eran jóvenes y estúpidos, durante las vacaciones de Jonás en Cuzco.
Nina deja de leer por unos segundos y contempla la espectacular vista que le ofrece la ciudad, por unos momentos recuerda a su primer amor y siente como se le oprime el corazón, sacude la cabeza para alejar los pensamientos y vuelve a su lectura. Al mismo tiempo se encontraba Jonás bebiendo su cubata y por unos momentos sintió esa conexión...la misma que sintió al ver esos ojos almendrados por primera vez y advirtió con pánico que seguía sintiendo lo mismo. Su primer y gran amor del que huyó por miedo a perder su "libertad". Mil veces se había preguntado que ha sido de ella y que habría sido de él si no hubiera huido. Así que en un momento de locura y sin pensárselo ni un segundo decidió ir en su busca.
Nina se levantó con una extraña sensación, había pasado mala noche. Extraños sueños la habían asaltado varias veces. Se preparó un café bien cargado pensado en todo lo que tenía que hacer hoy, incluida la quimioterapia.
Jonás subió al taxi con la incertidumbre de no saber a donde ir, así que pidió al taxista que le llevará a un buen hotel. El corazón le iba a mil. Los nervios le comían el estomago y las ansias no paraban de crecer. Estaba seguro de que la encontraría.
Tras un largo día, nina vuelve a su casa todavía can nauseas. Se sentía cansada, agotada. Solo quería acostarse en su sofá y acariciar a su perro.
Jonás pidió al taxista que esperara y dejó sus maletas sin abrir en la habitación, tenía prisa. El trayecto se le hizo eterno. Una vez frente a la puerta,
las dudas y los recuerdos le asaltaron al mismo tiempo. ¿Y si estaba casada? ¿Y si no quería verme? ¿Se acordaría de mi?- Ding dong, demasiado tarde, había llamado.
Estaba cómodamente tumbada en el sofá cuando llamaron al timbre. Maldiciendo por lo bajo fue a abrir la puerta. Suerte que estaba vestida, pensó. Al abrir la puerta dos corazones se pararon. Se hizo un gran silencio. Con un hilo de voz, Nina dijo: -Tu...
-He vuelto, puedo pasar? Tengo mucho que contarte.
-Volverás a huir?
-Esta vez no.
-Entonces pasa, nunca tuviste la puerta cerrada.

FIN

Conexiones en CuzcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora