La Casa de los Mil Gritos

9 0 0
                                    


Se cuenta una perturbadora leyenda en Denzel, que habla sobre un antiguo y ya olvidado orfanato, que su tiempo servía como refugio para los niños y niñas huérfanos a causa de la guerra.

En aquellos tiempos el, en ese entonces, presidente William Truddeau preparó una ambiciosa campaña que logró refugiar a cientos de niños sin hogar. En ese momento fue visto como un acto de bondad pura y para finalizar la campaña, destituyo a su hijo John Truddeau de su cargo y lo puso al mando del orfanato, de esa manera asegurar el bienestar de los niños.

Los primeros meses transcurrieron con normalidad, los niños estaban sanos y fuertes, les ofrecían un detallado sistema de educación que dejaba pocas brechas al desconocimiento. No obstante, todo comenzó a cambiar cuando poco a poco Denzel perdía la guerra, habían derribado un carguero que se dirigía hacia el este y al presidente se le acababan las opciones.

La frustración de William sumado a su ya conocida inestabilidad mental, comenzaban a jalarlo lentamente hacia la completa locura, desarrollo extraños hábitos y se encerraba cada vez más en su alcoba, pero el punto de quiebre llego cuando su hijo John discutió con él por asuntos del orfanato. En ese momento William despertó un increíble desprecio hacia los niños, creía que sus padres eran los culpables de que Denzel estuviera perdiendo, "Si tan solo sus padres hubieran sido más fuertes" pensaba. Cuestionando si realmente era necesario mantener a los hijos de unos "perdedores" desvió los fondos destinados a comida, educación y ropa del orfanato, al desarrollo experimental de armas químicas y mecanismos de tortura. Cuando le preguntaron sobre las pruebas, el solo sonrió y dijo "Tenemos a ciento noventa y siete participantes..."

Los meses que siguieron a esos fueron tan espantosos que nadie siquiera se atrevía a mencionarlos. Los ciento noventa y siete niños del orfanato fueron sometidos a diferentes pruebas y torturas en busca de algo que le diera la ventaja a William para ganar la guerra y de paso saciar su morboso sadismo.

No hace falta detallar las atrocidades que allí se cometieron, pero sí mencionar un nombre, "Kegan Bjorm", de todos los niños del orfanato, solo él logró sobrevivir. Se había ocultado en un viejo granero, sobreponiéndose como pudiese; al momento de su rescate, sus primeras palabras helaron la sangre de los rescatistas "Tuve que comer a María..."

"En la guerra todos los hombres son soldados y todos los soldados son desechables..."

William Truddeau

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 04, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La casa de los mil gritosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora