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𝐃𝐎𝐍'𝐓𝐁𝐋𝐀𝐌𝐄𝐌𝐄.
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Capítulo veinte y dos. Gran Premio de Brasil.
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Una pequeña risa salió de los labios de Rafa al ver el detractor de leche en las cosas para poner
MESES ATRAS.
— ¿Podes explicarme para que quiero esto?
— Estas son vitales.— musitó doblando las mantas.— Aunque tu tengas Calor, Harriet tiene que estar bien abrigas, porque los bebés sientes diferente.
— ¿Que es esto?
— Eso es un extractor de leche. Mira, esta parte la pones sobre tu pezon y luego esto hace todo su trabajo.
Rafaela frunció el ceño.
— Te chupa la teta.— Valentina la miró intentando no reír.— Es como un Lewis mecanizado.
— ¡Rafaela!
— Aunque prefiero el original, sus labios tienen más textura.— Valentina tomó una galletita e intentó ponerla en la boca de Rafa.— Hace bien su trabajo.
Ambas soltaron una carcajada divertida.
— No puedo creer que serás mamá.— sonrió. Rafaela notó que un brillo llenaba los ojos de Valen.
— ¿Volverías a ser mamá?
— Por supuesto.— sonrió acomodando los regalos del Baby shower.— Pese a las dificultades, amo cuando P
— Yo lo hablé con Lewis.— Valen la miró.— Y quiero seas su madrina. Porque eres la persona más importante para mi. Y quiero que cuando tenga mi edad, Harriet pueda hablar de ti como yo lo hago.
— Me gusta que cuando hablas de tu futuro estoy incluida.
ACTUALIDAD
— No. Conozco ese rostro, no quiero sermones.
— Tu te callas y me escuchas.
Pascale se sentó a su lado en la cama. El premio se Brasil seria en pocos días, el doctor le había dicho que Harriet nacería la primera semana de diciembre, pero había muchas probabilidades y variantes para que se adelante el parto.
Así que los últimos circuitos viajaban con un bolso con todo lo necesario para la llegada de la pequeña.
— Tu eres como mi hija siempre te protegeré porque amo igual que a Lorenzo, Arthur y Charles, independiente de las circunstancias que te hacen ser una Leclerc. Pero debes entender las cosas, amor.
— ¿Que puedo entender? Me mintieron, viví en una mentira.
— Que fue tu verdad por años y ahora no puedes cambiar. Ahora estás enojada, pero un error no borra el amor que sientes por ellos.
— ¿Y que puedo hacer? Se la versión de Valentina, pero no tengo a Jules para que explique la de el.
— ¿Pero la entiendes?
— Claro que la entiendo, ella tampoco tuvo una infancia linda y se lo persuasivo que era Jules.— negó bajando la mirada.— Y no estoy enojada por eso. Me duele la mentira.
Pascale tomó su mano.
— Jamás espere nada de nadie, excepto de ellos. Valentina fue la figura de la mujer en la que me quería convertir, la hermana que yo quería ser, la amiga incondicional.
Rafaela suspiró con fuerza intentado retener sus lágrimas.
— La madre que quería ser para Harriet.— Pascale sonrió de lado.— Y en ella confió a ojos cerrados, pero ahora... duele.
— No se que paso, pero estoy segura que ellos siempre quisieron hacer lo mejor para ti. Pero los padres también nos equivocamos, y si sentimos los podríamos perder... no pensamos con claridad.
Rafa miró a Pascale en silencio.
— Valen era muy pequeña, cariño. Y se le puso un peso en sus hombros muy grande.
— Si ya se.— la castaña tocó su vientre al sentir a Harriet muy inquieta.
— Y sobre el tuyo también. Por eso es que ustedes siempre funcionaron tan bien, porque ambas saben lo que siente lo que la otra vivió.
— ¿Y que hago ahora?
— Lo que sientas correcto. Solo tú puedes decidir eso.— musitó con honestidad.— Porque el tiempo pasa, y pronto nacerá Harriet y se muy bien que lo que más quieres es que Valen esté contigo.