03.- Ruptura.

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La tensión en el auto era bastante difícil de ignorar. Sunoo apretó los labios. Un ensordecedor silencio haciéndole retorcerse internamente. Mirando de reojo a Sunghoon, solo encontró en él, un ceño fruncido y sus manos apretadas en puños contra el volante, la misma expresión de frustración que había mantenido durante todo lo que iba de viaje.

Sunoo pudo visualizar la calle donde vivía a unos considerables metros de distancia, pero no los suficientes como para decir que faltaban más de diez segundos de viaje. Quiso preguntarle entonces a Sunghoon, antes de tener que bajarse, qué demonios estaba pasando, o porque le había dicho a Sunoo hacia un par de horas que necesitaban -hablar-.

Y sin embargo, el decidió no hacerlo. No quería meter la pata.

De nuevo.

Sunghoon detuvo el auto justo frente a su casa. Sunoo se relamió los labios, temeroso de bajarse sin siquiera una respuesta. Pero más temeroso aún de tener que enfrentar el humor de perros que se traía Sunghoon esa tarde.

—Bájate.—Sunghoon dijo secamente.

Sunoo obedeció sin rechistar. Llevarle la contraria definitivamente no era una opción.

Bajó del auto cerrando la puerta detrás de si. Toda aquella situación le ponía nervioso. Su "tenemos que hablar" por el mediodía, el tenso silencio que se había empeñado en mantener durante todo el viaje, su tono gélido al hablar...Todo era tan palpablemente extraño.

Sunghoon rodeó la parte delantera del coche hasta pararse frente a él, su expresión de poco amigos haciendo a Sunoo casi gemir en agonía. Sunghoon sacó del bolsillo trasero de sus pantalón un pequeño sobre anaranjado. Se lo entregó a Sunoo sin decir una palabra.

—¿Qué es est...?
—Sólo ábrelo.

Subió bajó la mirada y se quedó en silencio mirando el sobre en sus manos temblorosas. Por alguna razón le aterraba abrirlo. Algo le decía que el contenido tenía que ver mucho con la razón por la que Sunghoon estaba a punto de terminar con él.

Aún así, con los dedos temblando de los nervios, comenzó a romper el papel anaranjado del sobre.

Sus ojos, literalmente, no podían estar más abiertos. Se quedó unos escasos segundos inmovil, mirando aquellas tres fotos. Tres simples fotos con el magnífico propósito de acabar con su relación.

—Sunoo—farfulló Sunghoon con voz rota—. Han sido dos años. Dos años juntos, joder. Haz estado con él todo este tiempo, ¿no es así?

Dos amargas lagrimas se deslizaron por sus mejillas antes de que Sunoo se diese tiempo a detenerlas.

Quiso decirle que no. Que él jamás habría hecho algo como eso. Que habían sido dos años que había disfrutado al máximo. Que había sido solo un desliz. Que él lo amaba.

Pero no.

Decir algo como aquello habría soñado de hecho muy difícil de creer, incluso para sí mismo. Porque aquellas tres fotos demostraban todo lo contrario a lo que le hubiese gustado admitir. De hecho, si Sunoo hubiese estado en el lugar de Sunghoon, él se habría echado a sí mismo mucho tiempo atrás.

Volvió a mirar las fotos con el corazón en su boca.

En la primera, se mostraba una imagen de heeseung sobre él, follándolo. Duro. Eso no era tan complicado de intuir basándose en le expresión...demasiado extasiada en Sunoo. Oh, Él recordaba esa vez a la perfección. Definitivamente lo había disfrutado.

La segunda foto era de una mamada. Él con su boca en la polla de Heeseung. Demonios, tan obsceno que Sunoo tuvo que recordarse la situación en la que se encontraba antes de permitirse una erección.

La última foto era bastante similar a la primera: Heeseung con su polla en Sunoo. Pero en esta, Sunoo empujándose a horcajadas encima de Heeseung.

Miró atentamente las tres fotos, si vista estaba nublada por las lágrimas. Se dio cuenta de que todas tenían en común el lugar desde donde habían sido tomadas, todas desde el mismo ángulo de la habitación. Obviamente no podían haber sido tomadas por una persona, porque era imposible que hubiera alguien en el apartamento, justo en su habitación, sacándoles fotos mientras follaban y que ellos no se hubiesen dado cuenta. Trató de imaginarse la habitación mentalmente y cayó en cuenta de que el lugar desde donde habían sido tomadas todas las fotos, era del tocador junto a su cama.

Supuso que Sunghoon habría colocado alguna cámara ahí. Fue indignante saber que a pesar de eso, nunca había llegado a darse cuenta.

Ninguna de las ocasiones que se mostraban en las fotos eran exactamente recientes. De hecho, la menos antigua, era de hace unos cuatro meses atrás. Eso sólo le notificó que Sunghoon sabía de esto con mucho más tiempo de antelación del que Sunoo quiso imaginar. Ahora entendía porque habían estado peleando tan frecuentemente los últimos meses.

En una situación diferente, se hubiese molestado con su novio por haberle espiado de una forma tan...demonios, que había colócalo una maldita cámara en su habitación. Oh. Pero en aquel instante, Sunoo no era verdaderamente quien estaba en posición de molestarse.

—Sunghoon...yo...
—¿Tú qué, Sunoo?—le interrumpió—. ¿Vas a justificarte? ¿Cómo? Tengo curiosidad. Ahora me vas a decir: Oh, Sunghoon, no es lo que parece, en serio. Esas fotos no pueden ser reales. Heeseung y yo somos solo amigos. Olvidemos todo esto ¿si?—hizo una muy mala imitación de su voz, chasqueando la lengua antes de apartar la mirada.

Con el labio sostenido bajo los dientes, Sunoo le vio suavizar su expresión.

—Sunoo...¿Qué fue lo que hice mal? ¿Acaso yo no te complacía sexualmente? ¿Por eso tuviste que llegar a...esto?—asintió con desdén en dirección a las fotos—. ¿Acaso era eso? Pudimos haberlo arreglado. Pudiste haber hablado conmigo. Lo hubiéramos solucionada juntos, como pareja.

Sunoo recordó las escasas y francamente decepcionantes ocasiones en que se habían acabado enredando. No es que estuviesen...mal. Oh, demonios, eran terribles. Pero nada que alguien tan virginal como Sunghoon no pudiera disfrutar.

Sunoo definitivamente no era ese alguien.

—Sunghoon, déjame explicártelo. Aún podemos arregl...
—No, sunoo, ya no hay nada que arreglar—Sunghoon le interrumpió—. Tal vez te lo hubiera perdonado el Sunghoon idiota de hace un año atrás. Ese que tonteaba contigo en preparatoria. Pero este Sunghoon ha crecido. Este Sunghoon, justo ahora, lo último que quiere es verte la cara.

Entonces de sus labios salieron aquellas palabras que Sunoo tanto había temido escuchar.

—Esto se terminó, Kim Sunoo.

Y montó en su auto, arrancándolo, saliendo del estacionamiento, dejando a Sunoo inmóvil y destrozado, parado en la acera frente a su casa, con más preguntas que respuestas en la punta de la lengua.

Arrojó las fotos al suelo y sintió como una gruesa lágrima se deslizaba deliberadamente por su mejilla. Sacó su móvil y marcó aquel número que por los años ya se había aprendido de memoria.

—H-Heeseung...N-Necesito que me ayudes...—le dijo tartamudeando. Sólo pido esperar a que Heeseung no se diese cuenta de cómo lloraba.

—¿Sunoo? Espera...¿Estás llorando?—mierda. Él era sin dudas un libro abierto—. Ya se. Sunghoon por fin te dejo ¿es eso? Dios, sabía que esto terminaría pasando.

—Heeseung... Por favor... Luego puedes decirme cuantos te lo dije te den la gana. Puedes incluso burlarte de mi si quieres. Pero, por favor, no me hagas hablar de esto por teléfono. Ven a recogerme, te lo pido. Necesito hablar contigo—y entonces aclaró, como si no fuese ya demasiado obvio—. Más como un amigo que como un puto.

MORE THAN SEX | HEESUN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora