La princesa y el Salvador

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“La princesa heredera y el principe cabron

Querida, debo admitir que en un principio solo buscaba molestarte.

Izuku Midoriya, conocido como una leyenda del bosque muerto, un ente que vaga recolectando almas impuras no era más que un hombre que disfruta de ir en su carreta alrededor del mundo, más específicamente, del continente Terraneo.

Se había convertido en una leyenda después de la más grande guerra hace diecisiete años, conocido como el salvador que protegió al mundo de las fuerzas oscuras, un antiguo clan que pertenecía al principio de los tiempos cuando todo era neblina y oscuridad.

Se le conocía también como el heredero al trono de la mayor fuerza mágica entre los reinos, naciente del palacio dorado, descendiente de un clan tan antiguo como la misma existencia y bendecido por todos los dioses.

O al menos eso se decía entre los pueblerinos, nadie sabía que tan verdaderas eran estás leyendas, ya que desde el final el principe y salvador, no había sido visto devuelta.

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— ¡Cantinero! Quiero otra más

— Hombre, ya has bebido demasiado, deberías irte a tu casa — el hombre, un anciano de cabellos blancos y barba pronunciada, deseaba que el sujeto de cabellos verdes se marchara —. De seguro tienes una esposa o alguien que te está esperando, vete o tendré que botarte yo.

El joven era de cabellos verdes, cómo sus ojos, y unas curiosas pecas que decoraban sus mejillas como si fueran una obra de arte. El mismo joven que no era ni capaz de mantenerse en pie.

— ¡Ando con Sake hasta el culo, anciano! — espeto mientras golpeaba la barra con fuerza, haciendo que se astillara —. Oops ¡Te lo voy a pagar también!

El anciano le miro con fastidio, ya había sido suficiente. Con una seña mando a llamar a dos hombres grandes y corpulentos.

— Saquenlo de aquí, ya destruyó la barra — ordenó, y enseguida ambos hombres tomaron al peli verde para arrastrarlo a la salida.

— Eh ¡Por favor, te dije que te pagaría!

— Por Dekiru, ni siquiera tienes como caerte muerto — le señalo —. Ya, fuera de mi vista.

Con eso, los tipos que lo cargaban lo sacaron del bar, tirandolo a la tierra y burlandose de él.

El hombre se levantó luego de que recuperó sus fuerzas, se apoyo de la pared del bar y cerro los ojos unos minutos, y estaba por quedarse dormido cuando escucho las voces delicadas de unas damas.

Dirigió su vista a dónde se escuchaba y observo ahí a un par de jóvenes que se veían muy bien.

Las señoritas lo vieron y soltaron una risita mientras se ponían coloradas, él joven sonrió, tal vez no bebería Sake, pero no todo sería malo está noche.

Se acercó a ellas caminando sorprendentemente bien, y las saludo — Unas bellas damas como ustedes no deberían estar solas en la noche, cerca de un bar

— Bueno, usted tiene razón, pero de damas está noche tenemos muy poco — respondió una de las mujeres, acariciando el brazo derecho lleno de cicatrices.

Selcouth - DKBK FemBkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora