Rememorar

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-(¡TIENES QUE HACERLO, KID!)- Exclamó con furia sin embargo, el destinatario de sus palabras se congeló.

-"N-no pued-"-.

-(¡MALDITO MOCOSO!)- Interrumpió.

No podía creer que después de verlo tan confiado en la vida, se redujera a un saco tembloroso y aunque quería seguir enfadado con su carcelero, no podían distraerse ante tal situación.

Miles y miles de cuerpos tumbados en charcos de sangre, cabezas con sesos explotados, órganos derramados, excremento y orina se juntaban con el nauseabundo olor después de sucumbir ante el temor y que posterior a ello, sus vejigas e intestinos se vaciaran como si de un purgador se tratase.

Él había estado medianamente bien con la vista, no era ajeno a ello en sus años de vida como Bijuu pero el chico se había congelado como una cabra asustadiza que le acaban de gritar y su terror aumentó al ver a los que consideraba sus amigos, partidos por la mitad y con cuerpos inmóviles mientras el dolor y agonía se plasmaba en sus rostros.

El Uchiha que estuvo buscando con el fin de ayudar, tenía su cuerpo crucificado y con sus preciados ojos arrancados; la pelirosa tenía el pecho partido mientras una franja de color carmesí se arrastraba por el, derramando su líquido vital.

Lee, Hinata, Shikamaru, Choji, Ten Ten, Neji, Kiba y Akamaru, Shino, Ino, Sai...

Su carcelero hiperventilaba frenéticamente mientras su vista se posaba en la Hokage rubia que una vez consideró su madre, inmóvil en el piso como una muñeca de trapo.

*¡Rumble!*¡Rumble!*.

Los relámpagos iluminaron el cielo y el trueno se encargo de destrozar los tímpanos de todo ser a kilómetros a la redonda mientras un rugido gutural erizaba la piel de Naruto y el pelaje de Kurama.

Tornando su vista hacia la fuente, la figura imponente del Díez colas, alias 'El Dios Tuerto', se alzaba sobre las montañas en un frenesí de furia mientras un hombre de cabello negro largo y negro se posaba en su cabeza.

-(¡REACCIONA, KID!)-.

Naruto comenzó a extraer el chakra de Kurama a toda bomba, para después ser cubierto por un manto dorado.

Tenía miedo, su corazón latía violentamente contra su pecho mientras que con dolor, quitaba la vista de sus seres queridos y se preparaba para luchar; no le quedaba nada pero si moriría, al menos lo haría como un shinobi.

Dando un respiro para intentar en vano calmarse, sus ojos de color naranja y pupila rasgada, se posaron en el hombre arriba de la cabeza del Díez Colas; sus dientes se apretaron mientras lágrimas comenzaron a salir de él mientras lo que una vez su maestro evitó con predicación, se impregnada en su corazón.

-"¡UCHIHA MADARA!"- Gritó, desapareciendo en un destello dorado en camino al causante de su desgracia mientras el rugido del Juubi se escuchaba de fondo.

.
.
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*pipipipí*pipipipí*pipipipí*pipipipí*.

Un par de ojos azul zafiro se abrieron con lentitud en la habitación oscura mientras alzaba una de sus manos con pereza para detener la alarma.

-"Vaya sueños los mios"- Murmuró, dando un bostezo mientras se quitaba las sábanas y se levantaba de la cama.

Dando pasos lentos, cruzó la puerta de su habitación en camino al baño y una vez allí, se miró en el espejo.

Sus ojos tan brillantes como en sus primeros años de vida y su cabello rubio besado por el mismo sol, eran lo único que conservaba en cuanto a su apariencia de aquella era lejana.

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⏰ Última actualización: Jan 11, 2023 ⏰

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