IN NOX, SUM VERITAS ━━ draco malfoy

six. louring

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( n. ) oscurecido por las nubes;
( v. ) que parece enfadado u hosco

CUANDO SE TRATABA DE PRÍNCIPES EN LÍNEA QUE SE PREPARABAN PARA SER REYES, TENÍAN LA TENDENCIA A SEGUIR LOS PASOS DE SU PADRE. A Draco le ocurría lo mismo con su padre, Lucius, que actualmente lideraba en su lugar mientras su padre se consumía en Azkaban por el momento.
   
Había crecido de una manera determinada, educado para creer cosas sobre sí mismo y sobre los demás, sobre cómo el mundo funcionaba a su alrededor y a su favor, y sobre cómo alguna vez sería capaz de doblegarlo a su voluntad. 

Asumió la información de buen grado y sin remordimientos, ya que se le dijo que su estado de sangre era el máximo y que cualquiera que tuviera otra cosa fluyendo por sus venas perecería, ya que era demasiado débil para continuar con la línea de sangre mágica. También estaba en sintonía con la creencia de que la gente que caminaba por el mundo de la mano de alguien igual a la suya, simplemente no estaba hecha para sobrevivir, ya que ellos también caerían a la tierra sin nada más que dar.
   
Estas eran las ideas que en ese momento circulaban y hacían mella en el cráneo de Draco mientras se aflojaba la corbata y se paseaba por la zona de la Sala de los Menesteres antes de mirar el armario de la desaparición. Hay cosas mucho más importantes de las que preocuparse, pensó antes de repetirlo, convirtiéndolo en una especie de mantra con la esperanza de que le hiciera dejar de pensar en el chico de azul zafiro y cerúleo, hay cosas mucho más importantes de las que preocuparse.
   
Dejó de pensar en lo que estaba luchando consigo mismo –no estaba del todo seguro de por qué estaba luchando por ello en primer lugar– y lo metió en una caja mental marcada como "NO ABRIR NUNCA" antes de seguir su camino, volviendo a concentrarse en reparar el armario.
     
Sin embargo, cuanto más tiempo pasaba en un silencio absoluto manteniendo su atención en el armario, más tiempo tenía su mente para atacarle, haciendo destellar imágenes de cierto chico, esos ojos y esa sonrisa sin molestarse en mirar a ambos lados antes de cruzar su mente como lo hacían la mayoría de las noches, atormentándole mientras apenas dormía y estando muy cerca de sobrepasar su subconsciente y sentarse en el fondo de sus pensamientos presentes, aferrándose a todo lo que podían para existir un poco más dentro de su psique, dando la batalla para mantenerse vivos mientras Draco estaba despierto y también soñando, aunque no tuvieran que hacer tal cosa por la razón de que Draco lo hacía todo por su cuenta, sólo que le costaba verlo.
    
Las creencias que le habían dicho y enseñado de niño entraron entonces en juego, recordándole que pensar así dejaría al mundo sin nada que dar cuando él se fuera, sin nadie que continuara el legado, el manto que había estado a punto de destruir varias veces por tener esos pensamientos vacíos en primer lugar. 

—¡Cállate!, —murmuró Draco, entornando los ojos con fuerza antes de que su voz resonara en octavas por toda la habitación, rompiendo el tenso silencio que se había ido creando—, ¡cállate, cállate!. —Golpeó la mano contra la puerta del armario, resoplando para igualar su respiración entrecortada. Se pasó una mano por el pelo, echando un vistazo a su alrededor y dándose cuenta de que estaba solo, no había ninguna voz exterior que se burlara de él.