Capítulo XIII .- No es igual

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—He de admitir que se ha sentido solo estos días sin Deidara. —le decía Sasori a Itachi. El mencionado ya no se encontraba junto a los otros, puesto que ya estaba en la nueva escuela.

—Sí, bastante. Me pregunto qué es lo qué tal le estará yendo donde está.

—Igual yo. ¿Ya se reconciliaron?

—Ah, despisto mío. Había olvidado decirte. —rió nervioso —. Sí, ya nos reconciliamos.

—¿Y qué pasaba por tu mente cuando decidiste enfadarte con él? —le dijo en tono de duda; sabía a la perfección lo que hizo. Lo que no sabía era el porqué. Siendo su amigo, esperó su respuesta, pero éste sólo se quedaba mudo como si no hubiera dicho nada —. ¿Por qué pasó ''lo que pasó"?

—No necesitas saber éso. Fue un simple... cosa.

—Tan simple que estuvo a punto de romper su amistad, o al menos a separar lo inseparable. —le sonrió sarcástico —. ¿Estás seguro?

—Sí. —le devolvió la expresión.

—¿Qué tan malo fue?

—No fue malo, nisiquiera fue su culpa.

—¿Si no es su culpa entonces qué hiciste?

—¿Qué no hice? —murmuró —. Un simple sueño que me causó confusión y ya.

—¿Por...?

—Había imaginado que fue real y aunque sabía que no era así... ¿Cómo le ves la cara a tu mejor amigo después de...

—¿De?

—No te diré, no te funcionó.

—¿Y por qué no? ¿Te avergüenzan de ello?

—Un poco, puede ser.

—¿Le hiciste algo malo?

—No.

—Dime.

—No. —le dijo asqueado. Si había algo que menos quería en ese momento era decirle su nuevo "secreto" —. Ya te dije que no, llevas insistiendo mucho.

—¿Y por qué no hacerlo? —posó su mano sobre su hombro.

Las mejillas de Itachi enrrojecieron y su expresión cambió a una sonrisa dulce y soñadora que recordaba con amor aquella escena en sus sueños que le gustaba imaginar como real, añadiendo la que sí la era...

—Porque es demasiado privada como para que la divulgue por todo el mundo.

—¿Yo soy todo el mundo?

—... Tú ganas. Soñé que evitaba a Deidara. Entonces él... —se detuvo dudando de su acción, pero siguió —. No, ya es todo lo que, me atrevo a contar.

—¿Deidara lo sabe?

—Sí.

—Entonces puedo perfectamente preguntarle a él. No es muy difícil, ¿Sabes? Deidara es más suelto y no necesita que le ruegue como a ti. A él no le daría tanta pena decírmelo.

—... —sabía que tenía razón, así que decidió callar un momento —. Me acorraló contra la pared, habló con tono... y después dijo que era el amor de su vida...

El pelirrojo se sorprendió bastante ante las palabras del azabache, nunca imaginó que diría –o pensara en– algo así.

—Pero fue un sueño. Después de eso me dió mucha pena verlo y ahí el resultado. —inhaló y exaló profundo, echando de su cuerpo toda la vergüenza.

—Oh. —formó una pequeña sonrisa en su rostro —. Así que estás enamorado, ¿No?

—Número uno: No, ya dije que ya no estoy interesado en nada de eso y número dos: Deidara es mi mejor amigo, como lo veía todos los días mi mente pensó en él.

—¿De esa forma...? Si así reaccionaste con Deidara, al que ya ves menos, no me imagino qué soñarás conmigo.

—No, claro que no. No es igual. —rió.

—Claro, como te gusta Deidara no es igual.

—No es eso. —ambos rieron juntos. Siguieron hablando un rato. Les seguía siendo inevitable recordar y extrañar al rubio, pero sólo quedaba desearle lo mejor.

~○♡○~

Deidara. [Presente]

Cada día es más largo que el otro. Estoy harto de no tener amigos. Es aburrido llegar a casa con la mente agotada de tanto pensar para mis adentros todo el día sin querer hablar con nadie; porque sé que al final es mi culpa el estar solo. A veces quisiera rendirme y juntarme con el idiota de Hidan, pero no puedo. Nunca me lo permitiría. Ésto me ahoga y mi único sustento es la idea de que cuando ésto acabe veré a Itachi y a Sasori nuevamente.

Ésta escuela no es para nada igual a lo que solía estar acostumbrado. Aquí me tratan como criminal aunque no haya hecho nada. ¿Ya dije cuanto odio aquí?

—¿En qué piensas, preciosa? —veo la carota del canoso frente a mí. Me molesto un poco, pero no me importa realmente.

—En ti. —le contesto con mi voz más grave tratando de espantarlo. Ver su cara horrorizada es simplemente el trofeo más grande que hay conseguido en mi vida.

Me duró tres segundos.

—¡Asco, un maldito travestido! Seguro enamoras hombres con tu apariencia de niña como la zorra que eres.

—¿Te enamoraste de mí? ¿O es que ya le contaste a todo el mundo que tu "futura esposa" es un maldito travestido y no quieres admitirlo? —así es, yo supe lo que decía de mí a mis espaldas. Decía que iba a ser mi esposo tarde o temprano. Sospecho que nunca pasará.

Su reacción es tan jugosa como una manzana... Hace una expresión de enojo y se va. Nadie para de burlarse y eso me incluye. Pobre imbécil. Reacciona con violencia con quienes se burlan de él.

...

El día se terminó, gracias a dios. Estoy caminando a la salida pero tengo ganas de orinar. Maldita sea. Yo ya me quiero ir, pero es lo que hay.

Cuando entro al baño veo algo que no creí ver en tan pocos días. Hidan lloraba desconsoladamente en posición fetal. Yo no estoy para estas cosas, pero desgraciadamente, me vió.

—¿¡Qué haces aquí!? ¿¡No deberías irte a casa!? —me dice con la voz rota después de levantarse y verme con furia.

—¿Por qué será que lloras aquí? Es OBVIO que cualquiera podría verte, ¿No pudiste esperar a casita para llorar?

—¿¡A ti qué te importa!? —me empuja y me molesto, nisiquiera estoy tan interesando en saber porqué llora, sólo quiero irme.

—No me digas si no quieres. ¿Sabes qué? Puedo aguantar si el espectáculo es de un payaso tan deprimente. —me voy y lo dejo sólo. Odio ver llorar a la gente. Odio a Hidan.

× ¡YO TAMBIÉN QUIERO! ×   [DEIITA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora