El eco (Martes).

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Desechos son los que observo, ¡Pero
están!, también decorados
Que se me hace tan poco ético no devorarlos,
Bello es no saborearlo, si lo único que importa, es llenar el estómago,
¡Que delicia!

Atrapado me mantengo en un ciclo que no termino,
La obsesión me hace perder la cordura
Y solo necesito ese placer que me otorga lo podrido,
Perdido lo encontré, perdido y sólo, solo yo consumo.

El callejón se hace grande ya que las personas desaparecen
Y el eco es el que se apodera del título de mí única amiga.
Yo nunca estaré solo. Siempre la tendré. Siempre me pertenecerá.

La laguna que acecha a mi ojo izquierdo, me ha provocado una ceguera,
Pero mí voz sigue, si ella está. No pasará nada. El eco no me deja dormir.
Atormentado me encuentro, ya no puedo ver, los ruidos no se dispersan,
Solo quiero dormir, descansar y tomar una leve siesta.

El eco, me hablado, me ha comentado que el callejón se ha vuelto un cuadrado,
"No hay que temer" es lo que escuché de su voz. Todo estará bien.
Aunque ya no sienta ningún músculo, ella estará para protegerme. Yo la amó.
Esperó con ansias el poder disfrutar su regreso.

La he sentido, me acariciado, revolvió mi cabello con su dedo,
Fue tan tranquilo, una calma que hace tiempo no había tenido,
Terminó el recorrido de su jugueteo con dirección a mí boca,
Me introdujo dos dedos a la fuerza y con esos mismos dedos me la expandió,
Me forzó a comer, a ingerir, esos desechos, por primera vez saboreé mí comida.

Los pedazos irregulares con diferentes texturas y unos sabores...
Tan horribles, que me dan ganas de volver a vomitar,
E incluso vomité cuando ella aún me daba de comer,
Ella no se detuvo, siguió forzándome, aunque mi cuerpo quería escapar,
Su falta de movimiento total fue una tortura para alguien que no podía ver.

Sintiendo un líquido que recorre mi boca, un líquido muy espeso,
Me ha dejado completamente atónito, ¿Por qué el eco me hace esto?
Con una vaga creencia pensaba que tenía los ojos cerrados
Y que si los lograba abrir el eco me podría explicar.
Intente abrirlos, en mi imaginación se veía la acción pero nunca se sentía.

El eco ha desaparecido, no escuchó su voz ni la de alguien más,
Solo siento esos dedos largos que hacen daño a mi boca.
Por todo mi cuerpo lo siento. He de imaginar que rasguños hay por montón.
Mi cuerpo no reacciona incluso con el leve e imaginario movimiento
Que vaga por mí cabeza.

¿Dónde está el eco? ¿Dónde puedo pedir su ayuda? ¿Por qué me abandonado?
El silencio se apoderado de mí, aunque sienta el dolor provocado por esas uñas,
Ya no hay un grito interior, es como si mordiera algo que sofoque mi dolor
Que incluso calma los gritos de mi alma, no encuentro reacción, ante este abandono.

Siento el dolor, pero no lo puedo expresar, no puedo dar ese gritó de ayuda,
Ni las lágrimas están presentes para acompañarme en éste dolor, alguien sálveme.
Mi torturador me ha abandonado en este instante,
No siento señales de aquellas cuchillas que me han marcado.

Un respiro es el que obtengo, una calma es la que percibo,
He vuelto a respirar. Sentí los leves movimientos de mí nariz, dedos y de mi lengua.
Todo estaba regresando. Cuando intenté abrir mis ojos. Todo había terminado.

Llegué a observarme, miraba mi cuerpo cubierto de rasguños y de heridas profundas,
En un claro grito hice la demostración de mil hombres agonizando,
Empecé a llorar, lamentos tenía, pero ni una palabra salía, solo uno que otro balbuceó.
Quiero la salvación de éste trato, quiero librarme, quiero volver a escuchar al eco.

Una patada sentí en mi pecho, me empujó y me hizo caer al suelo
Con vistas al cielo.
Vi, vi, vi a mi pierna sobre mí, estaba mutilada, y se movía como si fuera un péndulo.
Escuché un trueno a lo lejos, mis ojos descendieron y quede inconsciente,
Ni siquiera la luz del rayo observé.

La víspera de la primavera y Una semana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora