Me pregunto si es pensar con objetividad, cuando hablamos de felicidad. Siempre he pensado que la felicidad como objetivo principal en la vida, es imposible. Existen personas que crean breves tiempos de felicidad.
Pero, ¿Cuánta verdad puede existir al querer decir eso?, por ese motivo he escrito esto. Al ver a Sam nuevamente, después de diez años, todo lo que había creído hasta ese momento, desapareció. Por lo menos ya no era una niña pequeña y tenía que hacerle caso a mi padre rigurosamente.
“Tú estás muy pequeña, mejor ponte a estudiar”, decía, cuando creía que yo tenía planeado conspirar en su contra y sentir "aquello". La palabra innombrable en estos tiempos. Pero yo pienso —como otras cosas que acostumbro a pensar—, que no existe edad para el amor. Por lo menos mis padres me enseñaron eso. Con sus peleas —no solamente fue una—, con sus separaciones —no solamente fue una—, con sus engaños y con sus distintas relaciones. De nuevo, no solamente fue una.
Bah, pero de nuevo, ¿Qué podía hablar yo?, no sabía que hacer. No es que se deba tener alguna experiencia para amar, pero si valentía. Y estaba yo, ocultando mi rostro para que Sam no me viera. Creo que no tenía moral para decir eso o era lo suficiente madura.
Como era fin de semana, decidí tomar un descanso de mi trabajo como periodista. Adoro mi trabajo. No tenía dudas de eso. Pero como cualquier pasión, siempre debe haber algo frustrante. La cuestión, es que a los periodistas solo nos reconocen como unos metiches. No, nuestro trabajo es informar. Y la mayoría del tiempo, a esas mismas personas que nos llaman metiche. Y por eso decidí ir a una cafetería. Además de mi trabajo, mi otra pasión era el café.
Indecisa, me levanté de la silla y pensé salir de la cafetería. Sí, olvidaría que lo había visto. No sería tan difícil con diez años de experiencia. Pero al salir, tropecé con una señora. La señora traía una taza de café y por supuesto, el café estaba hirviendo. Al decir eso no tengo que mencionar que el café, me cayó encima.
Por tal reacción, todas las personas voltearon para ver lo que estaba ocurriendo. Sí, lo mejor que podía hacer era levantarme de inmediato y hacer un reportaje de todo eso. Tomaría nota, hablaría con la prensa y haría el encabezado.
FAMOSA PERIODISTA TROPIEZA CON SEÑORA EN CAFETERÍA POR INTENTAR DE ESCAPAR DE UN VIEJO AMOR.
P. S. NUNCA SE LO DIJO.
Como mi suerte ya no era mucha, podía saber lo que iba a ocurrir…
—¿Oye te encuentras bien?—. Preguntó alguien cerca de mí.
Yo estaba tirada en el piso, cubriéndome el rostro de vergüenza. Lentamente fui abriendo los ojos y miré a Sam. Realmente no fue sorprendente. Solo faltaba que no se recordara de mí.
Sin decir nada, tomé su mano y me levanté del piso. Por suerte no pesaba mucho y no costó tanto.
—Gracias Sam—. Dije, sonriendo levemente. Me alegro hablar con él. Fue como si el destino se pusiera en mi favor.
—Wow, ¿Me conoces?—. Preguntó.
Lo que faltaba. Fue como si el destino, ahoea se pusiera en mi contra.
—Sí, Sam, te conozco—. Afirmé. Él parecía sorprendido. Aunque yo estaba más sorprendida. Yo sé que era mucho tiempo para olvidar a alguien, pero era imposible —Estudiamos juntos.
—No, no lo creo—. Reprochó. Se veía muy convencido con su respuesta.
—Sí, es cierto—. Volví a responder. Yo también estaba muy convencida con mi respuesta.
—No, no lo…
—¡Ya, no importa!—. Interrumpí. Entonces me molesté. No pensaba seguir discutiendo de esa forma —Tal vez yo me equivoqué.
—Sí, así es.
Al escuchar eso, salí de ahí molesta. ¡Por Dios!, no lo podía creer, que patán. De nuevo, sé que diez años es mucho tiempo para olvidar a alguien. Pero era imposible. No solo éramos amigos y también estudiamos juntos; además de eso, éramos vecinos. Íbamos juntos a la escuela y pasábamos la tarde después de salir. Solo podían haber dos respuestas. Me encontré con alguien muy parecido y curiosamente, con el mismo nombre, o, le importó una mierda nuestra amistad. Honestamente prefería creer que era otra persona. Pues, fue de la primera persona que me enamoré.
Me detuve en una parada de autobuses. Como tuve la idea de un fin de semana tranquilo, decidí caminar. En ese instante me odiaba. Estaba bañada de café y molesta. Además, había olvidado mi teléfono en la cafetería.
—Mierda…
A mi lado estaba una señora con su hijo. Era un niño pequeño. Ella le tapaba los oídos. Comenzó a mirarme con desprecio.
FAMOSA PERIODISTA, DESPUÉS DE AGREDIR A UNA SEÑORA EN CAFETERÍA Y CORRER DE LA ESCENA, LE DICE GROSERÍAS A UNA SEÑORA CON SU HIJO PEQUEÑO.
Si alguien se enteraba de eso, mi carrera estaba destruida.
—¿Piensa decir otra grosería señorita Julieta?
Sin decir nada, me marché de ahí. Unos segundos después, comenzó a llover. El día no podía ser peor. Estaba bañada de café, estaba molesta, confundida, triste e incluso hasta feliz.
Admito que me alegraba haber visto a Sam. Pero como hace diez años, pensaba olvidarlo nuevamente.
Nota del autor: Oye, si te ha gustado está historia, darle una estrellita, comentar y seguir me motivaría por montón. Seguiré escribiendo está historia cada semana, mientras tengas motivos y si consigo apoyo.
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En cuanto a la realidad...
RomanceHan pasado diez años, desde que Julieta no ve a Sam. Su primer amigo y también la primera persona que se enamoró. Después de tanto tiempo, Julieta decidió hacer su vida. Convirtiéndose en una periodista exitosa y alguien bastante preparada. Pero tod...