Vivir es cosa de extraños

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No sé ustedes, pero yo creo que soy un tipo extraño, y os diré porqué he llegado a esta conclusión.

Lo he sentido en la mirada de otros, la gente me mira raro cuando paseo y siempre he pensado que es por mi forma de vestir anticuada, o quizás sea porque nunca doy un paso sin una sonrisa en la cara, no desde que juré ser leal a la vida, a esa gran oportunidad que todos tenemos y desperdiciamos a cada segundo que pasa. Otra razón que se me viene a la cabeza es que parezco un "ladrón" de libros, ya que cada día tengo un libro nuevo, pero realmente son prestados. Y sí, he de reconocer que es algo enfermizo, mas no puedo parar de sumergirme en las palabras que otros me regalaron, es una obsesión de la que me siento orgulloso si me permitís.

Entonces, una mañana cuando me dí cuenta de este fenómeno de miradas extrañas, decidí ponerme en su lugar, me quedé sentado en mi banco al que solía ir cada mañana a las ocho en punto para leer mi periódico. Me quedé quieto, expectante a ver que sucedía, a mirar lo que me rodeaba. Y pasado unas horas descubrí que sí, que había algo mí que se diferenciaba del resto. Me percaté de que la mayoría de personas caminaban hombro a hombro y tras pasar un tiempo juntos ni siquiera se hablaban de verdad, las palabras y sus intenciones eran artificiales. Vi incluso como dos enamorados se enfocan más en hacer una buena foto que en tener una conversación profunda. No lo entendía, porque esa gente sin aparente alma humana, estaban felices con esa vida. Ahí fue cuando comprendí que yo no era como el resto, que no era mi apariencia lo que hacía que la gente me mirase de esa forma, sino mi forma de contemplar la vida.

Resulta que la clave de la vida no está en perseguir la felicidad sino saber en qué consiste. Lograr vivir observando los días y no simplemente mirándolos. Es algo complejo de explicar, incluso para alguien que ha viajado por más de doce países y ha conocido a cientos de extranjeros con teorías diferentes al respecto. Según lo visto en este experimento que hice el otro día averigüé que, por lo general, las personas de estas sociedades han nacido para existir y no para vivir. Si no es así, ¿ Cómo pueden dormir sabiendo que muchas de sus horas se marchan al son de los latidos ? ¿Cómo no pueden escuchar que la vida les llama con ansia ? ¿Acaso no se les ha dotado de los sentidos que yo poseo?

Sé que las nuevas tecnologías han aportado luz al mundo en el que vivimos, pero también he notado que muchos crecen ya sin saber lo que realmente es vivir. Diciendo esto puedo sonar como un cascarrabias, mas no puedo evitar escribir sobre esta desgracia que hoy araña mi arrugada mente. Ya no se ven tantas personas como las de antes, que corrían tras un aro o bailaban con sus parejas al son de cohetes artificiales. Me da la sensación de que se ha perdido la ilusión y el deseo, todo fluye diferente y no logro captar las intenciones que el universo pone en nuestros caminos. Ahora somos nosotros quienes miramos distinto al que no hace estas cosas. ¡Cómo cambia el tiempo! , que viaja como la luz y recorre cada vello de nuestra piel hasta verlo encorvado.

Así que sí. Soy un completo extraño, un vividor que se alegra de ser lo más humano posible. Los libros, los paseos y la sonrisas que visto cada día, son más que complementos a lo que soy, y por ello, lo que nos depara la vida no depende de las cosas que hagamos, sino de la actitud que tengamos ante ellas. Esa es la fórmula secreta para lograr ser felices cada día, la capacidad de ver la alegría. El llevar el Memento Vivere por bandera y poder verte a ti mismo con otros ojos para poder así desvelar lo que se esconde en tu corazón.

Ahora que escribo estas líneas extraño esa inocente juventud, en las que pasaba por las calles con mis compañeros mirando a los demás como ahora la gente lo hace conmigo. Por eso todo, como digo, es cuestión de perspectivas y es así como, con 72 años que hoy cumple este alegre y humilde vejestorio, he recordado las palabras del maestro Oscar Wilde en mi piel:

"Vivir es de las cosas más raras del mundo. La mayoría existe, y eso es todo"

Me despido con unas últimas palabras, quisiera que la siguiente vez que salgáis a la calle dar un paseo, os pido que vayáis solos, porque solo vosotros podréis saber qué es lo que se oculta en tu camino. Nadie más puede decirte lo que eres y mucho menos lo que serás. Así que, si tienes dudas, sal con tu melodía favorita, camina y dirígete a tu lugar favorito. Una vez allí, asegúrate de que estás solo y entonces pregúntate: ¿ Qué es lo que me causa más problemas actualmente ? ¿Qué estoy haciendo mal? y como consecuencia deberían seguir otras cuestiones: ¿Estaría dispuesto a cambiar para arreglarlo ? ¿Estoy tomando la actitud correcta?. Si meditamos sobre estas cosas, vosotros empezaremos a observar el mundo como realmente estamos destinados a hacer.

Con este consejo, me despido y me marcho a la cafetería, que a las ocho tengo que estar en mi banco para leer el periódico de hoy. Si me véis saludadme, pero esta vez con una mirada diferente. Con miradas de extraños, preferiblemente.

Rincón de GonzaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora