CAPITULO 10:

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El momento se ralentizó mientras ella parecía deliberar internamente que hacer. Mirándome de arriba abajo, como si quisiera escanearme para ver si cumplía las expectativas. Sus expectativas. Mi impaciencia fue en aumento al no obtener respuesta.

¿Su silencio indicaba un rotundo «no» y yo estaba perdida?

— ¿Qué estudios tienes, Mónica?—fue lo único que soltó.

Tragué grueso antes de responder.

—Terminé todo el colegio hasta graduarme. Y estaba haciendo una carrera como administradora de empresas cuando tuve que huir de mi marido.

—Bien. Y una pregunta más. ¿Por qué deberíamos aceptarte? ¿Qué le aportarías al hotel?

—Yo... la verdad soy muy puntual para cumplir horarios, soy honesta, amable, y muy buena para trabajar bajo presión.

Pensé decir tambien que sabía español, lo cual ayudaría si llegaban huéspedes al hotel que no hablaran inglés. Pero eso tal vez me pusiera en evidencia, y más que ser un mérito y una habilidad que ellos aprovecharan de mí, les haría dudar de mi procedencia. Preferí volverme invisible como me advirtió Grace.

—Tambien... casi nunca me enfermo, ni me gusta haraganear. Por lo que no tendría quejas de mí en el trabajo.

Eso último lo había dicho una vez mi amiga Flor en una entrevista en una cafetería y le había funcionado. Aunque la verdad para mí, si era cierto. Que me enfermara era un milagro. Y detestaba quedarme haciendo nada, cuando podía ayudar con algo.

—Bueno, Mónica. Gracias por tu sinceridad. Ahora, ¿Qué puedo decirte yo? La verdad si nos hace falta personal. Tres chicas renunciaron la semana pasada y nos quedamos cortos en esta temporada de vacaciones que hay demasiados turistas. Pero comprenderás que lo que el hotel puede ofrecer, no serán puestos elevados—afirmé—y eso es lo que algunos han venido buscando aquí, mientras nos ofrecen poca cosa.

—Yo estoy dispuesta a trabajar en lo que sea, lo juro. No pondré reparos de nada—sonrió complacida.

—Es bueno escuchar eso. Y siendo así, lo único que podemos ofrecer, es un puesto como empleada de la limpieza. Te encargarías de asear los cuartos con otras chicas, e incluso los pasillos para que estén presentables. Que tengamos gran cantidad de huéspedes, depende no solo de la amabilidad, elegancia, comodidad y buen servicio. Tambien de espacios limpios y bonitos. El ser humano es muy visual. Y si ve algo que le incomoda o poco aseo, nos dará mala calificación y no regresará. ¿Comprendes eso?

—Sí, señora—dudé antes de hacer la gran pregunta— ¿significa eso que puedo trabajar aquí?

—Si aceptas lo que podemos ofrecerte, sí. Y a cambio esperamos...

— ¡No manches!—solté un gritito, emocionada.

Y la interrumpí tambien.

Me miró de hito en hito. Y no precisamente por no dejarla hablar. Tan pronto caí en cuenta de lo que había soltado en español, vi que había metido las patas hasta el fondo.

— ¿Perdón?—dijo ella en inglés.

Mi corazón detuvo prácticamente sus latidos.

— ¿Hablas español, Mónica?

—Yo... sí... sí. Esa es otra cosa que no le había dicho. No mucho pero si algo. Mi bisabuela era mexicana. Se casó con mi bisabuelo, un americano. De ahí se mudaron a San Francisco y tuvieron a mis abuelos y ellos a mi madre. Pero la herencia del idioma mexicano quedó en mi familia. Aprendí algo de mis abuelos y de mi madre.

—Entiendo—me miró suspicaz— ¿viven entonces todavía allá en San Francisco?—negué.

—Mis abuelos murieron cuando era muy pequeña y mi madre murió hace dos años—hizo un gesto de pena—yo ya vivía con mi marido, cuando ella murió de... un infarto.

SUITE 405 (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora