Suena la alarma de mi móvil mientras yo me levanto de mi cama. El reloj de la pantalla marcaba las ocho de la mañana. Me levanté y fui directo al armario. ¿Qué que me iba a poner? A pues esa pregunta era muy difícil puesto que hoy era la foto del anuario. Sabeís de lo que os hablo, ¿no? Si hombre, la foto típica de las películas americanas que marcará el resto de sus vidas. En fin sigamos...
Cogí la camisa blanca con una corbata negra y unos vaqueros negros. Me fui a dar una ducha fría mientras se calentaba la plancha del pelo. Salí empapado y relajadísimo de la ducha. Me sequé y me peiné. Mi peinado era muy sencillo puesto que solo tenía pelo en la parte de arriba de la cabeza, es decir, los peinados que se llevan ahora.
Tras peinarme me puse mi camisa, me miré al espejo y me puse los vaqueros y la corbata.
-El nudo de la corbata me a salido genial -pensé yo mismo mientras me veía en aquel espejo.
Ahora venía el turno de los zapatos. Me puse el único par que tenía. Me los puse y me fui directo a cogerme una manzana y mi mochila para irme a aquella cárcel.
Lo primero que hice nada mas entrar por la puerta del instituto era buscar a Mery. Finalmente la encontré en los bancos del jardín. Tenía los ojos llorosos y estaba muy preocupada.
-Buenos dias cariño. ¿Qué te pasa? -le pregunté mientras le daba un beso de buenos dias.
-Nada. Solo que hoy estoy triste y nada más, pero ya se me pasará -dijo insegura pero con una sonrisa. -Digo yo que tendré que salir mona en la foto ¿no? -preguntó Mientras se reía.
Al instante sonó el timbre que indicaba el inicio de la primera hora.
-Historia un lunes a primera hora de la mañana... Pffff que pereza -pensé mientras me cambiaba la cara totalmente.
Entramos en la clase pidiendo permiso al señor Juan Antonio, el profesor de historia. Era un hombre de unos cuarenta años, con gafas rojas, con pelo castaño con algunas canillas, con una barba castaña y una voz tan grave que imponía un montón. Además, no se si por la la suerte o por buena, era nuestro tutor.
-Buenos días profe. ¿Podemos pasar?- le pregunté yo.
-Claro que si señor Vázquez. Usted también señorita Hick -dijo con su tono grave.
Nos sentamos al final, como casi siempre. Yo creó que lo hacíamos para pasar desapercibidos de la clase y del mundo porque digamos que nuestro grupillo no encaja muy bien en esta sociedad. Tal vez porque nos guste hablar demasiado de música y de videojuegos que, incluso, siempre, aunque no queramos, acabamos hablando de lo mismo. Supongo que es porque todos tenemos los mismos gustos. Ya empezaron a entrar gente.
-Buenos días alumnos. ¿Por dónde nos quedamos en la última clase? -preguntó el profe con esa voz tan grave.
-Nos quedamos terminando el tema de los Totalitarismos -dijo la "listilla" de la clase. Era una persona súper odiosa pero a la vez muy popular entre la clase puesto que era una chica que estaba muy buena y rubia y eso es lo que a los chicos "nos pone locos". La verdad es que yo creo que soy el único chico que realmente se fija en el interior de una chica. A una chica hay que cuidarla, mimarla y ,sobretodo, quererla. A mi me gusta hacer la metáfora de que " las chicas son como una bella flor, porque a las flores hay que cuidarlas, mimarlas y, sobretodo, quererlas". Se que a veces soy un poco ñoño pero si os poneis a pensarlo en frío...
-Chema en el recreo nos vamos porque me tienes que acompañar a un sitio, ¿okey?
-Como quieras. Total a cuarta hora nos toca nada, así que iré contigo.
-Que tonto eres -decía con tono de broma y ríendose.
Sonó otra vez ese timbre tan agudo para indicarnos que había acabado la clase.
-Gracias por vuestra atención alumnos. Nos vemos el próximo día.
Ahora nos tocaba hacernos la maldita foto. ¿Qué postura pondré? ¿Qué lado enseño? Preguntas que me hacía a mi mismo para dejar de pensar en lo que le ocurría a Mery pero, cada vez que la miraba, no podía dejar de pensar en que la ocurre.
-¡Chema te toca! -exclamó Patricia, la profe de plástica, fotógrafa e incluso directora del anuario. Patricia era una mujer de unos cuarenta y cinco años, con gafas pero un poco gruñona. Siempre se estaba quejando.
-Voy -dije mientras me despedía de Mery.
Subí las escaleras, me senté en aquella silla verde y puse mi mejor sonrisa.
-¿Te gusta? -me preguntó ella antes de levantarme- para mi gusto has quedado genial.
-La verdad es que me gusta mucho.
-Entonces te dejo esta, ¿no?
-Si -afirmé yo con un tono seguro.
Sin darnos ni cuenta ya era tercera hora, lo que significaba que tocaba matemáticas con Pedro, el peor profesor del mundo. Esa hora si que se me pasaba lenta.
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El viaje a lo nuevo.
Teen FictionAlgo nuevo verás cuando leas este libro. Es un libro lleno de emociones y sentimientos. No te lo puedes perder