Bodas

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Días 6 y 7: Se conocen en una boda y Ropa combinada

Aquel era un día soleado. Sorprendentemente despejado para la época del año. A pesar de los rayos del sol, la presencia de una fresca brisa aliviaba el calor que estos proporcionaban, convirtiéndose en un idílico clima con la iluminación y temperatura adecuados.

Realmente era un buen día para hacer una boda.

Pero no para Quackity.

Oh, no.

Para Quackity estaba siendo otro día de mierda.

—¡Me lleva la verga! —Gritó al aire mientras continuaba caminando sin un rumbo fijo. Por supuesto que sabía a dónde quería llegar, pero el problema es que no sabía cómo—. Esta mierda sólo me pasa a mí. Ya Dios. Neta no soy tu mejor guerrero, así que deja de mamar verga y has que me deje de llevar la chingada. —Exclamó haciendo especial énfasis en la última palabra, estando enojado con Dios, con la vida, el aeropuerto, el país de mierda en donde estaba, pero sobre todo con su estúpido mejor amigo, que fue quien lo puso en aquella situación.

Sacó el celular de su bolsillo trasero para ver la hora, demorándose unos segundos de más en recordar la diferencia de horas que había entre su país de residencia (en el que estaba configurado su celular), y el huso horario de ese lugar, sacando la cuenta también de ello.

—¡Puta madre! —Masculló cuando se dio cuenta de que estaba llegando tarde.

Se tomó unos segundos para observar su alrededor, dejando las maletas asentadas en la polvorienta y desolada calle. Necesitaba darse un respiro para pensar mejor.

Pero los estúpidos castillos llenando su vista no lo dejaban concentrarse.

¿¡Por qué chingados España tenía tantos putos castillos!?

Sólo necesitaba uno, puta madre. ¡Uno donde Rubius iba a finalmente casarse después de años haciéndose el idiota con el hombre que le gustaba! ¡Y Quackity debía estar ahí! Pero no, el universo de nuevo había decidido burlarse cruelmente, como siempre hacía con él, y abandonarlo a su suerte en un país desconocido en medio de la nada, con hambre, sin forma de comunicarse y llegando tarde.

Con molestia empujó la maleta causante de otra de sus desgracias para tomar asiento en ella. No iba a relajarse adecuadamente si seguía enojándose con todo, así que pensó que sentarse a observar las nubes podía ayudarle a despejar un momento su cabeza y encontrar una solución rápida.

Sí. Eso ayudaría. Era un día de cielo despejado después de todo, así que debía disfrutarlo, ¿no?

Puta madre.


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—Willy, tío. De verdad que lo he intentado pero es que también, no me jodas, el color que han elegido Vegetta y Rubius debe ser el más extravagante utilizado jamás en un traje. ¡En ninguna tienda tienen! He cogido uno parecido pero se va a notar a kilómetros la diferencia. El TOC de Vegetta saltará en seguida por la desarmonía. —Suspiró pesadamente Luzu, reclinándose contra el asiento del auto para calmarse un poco. Se tomó unos segundos en donde no recibió respuesta del otro lado de la línea—. Perdona Willy, por ser una drama queen, he perdido los estribos, lo reconozco. Por supuesto que Vegetta y Rubius tienen el derecho de hasta inventarse un fucking color si quieren, después de todo es su boda. Es sólo que estoy molesto con la situación, y también conmigo mismo. Qué vergüenza arruinarle la estética que de seguro les dio tanta ilusión elegir.

𝓑𝓸𝓭𝓪𝓼 ✤ LuckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora