Cuando el cuaderno pasó por las manos de todos, y lo leyeron, éste volvió a la pecosa. De nuevo, se sentó y apartó el objeto a un lado, mientras esperaba que alguno dijese algo. Tommy parecía que iba a hablar, pero sus intenciones fueron interrumpidas por un golpe en la puerta, provocando que todos giraran la cabeza.
—¿Tan temprano y ya estáis tramando de las vuestras?— Ada cerró la puerta a sus espaldas, a la vez que caminaba hacia el asiento vacío, que había al lateral izquierdo de la pelinegra. —Buenos días.
—Buenos días. — repitió, cerrando los ojos momentáneamente, mientras Ada depositaba un casto beso sobre su frente.
—¿De qué hablabais? ¿Hay alguna novedad?
—Tenemos esto.— Le mostró el cuaderno, para luego pasárselo.
—Primero: ¿qué es todo esto?— frunció el ceño, a la vez que seguía pasando las páginas, cada vez más confundida. —Y segundo: ¿cómo se supone que lo habéis conseguido?
Ante esto, rápidamente las miradas se dirigieron hacia la pecosa, quien miraba a la castaña.
—Lo segundo mejor no hace falta que me lo contestéis.— negó con la cabeza y miró a Vicki, para luego volver a mirar a los presentes.
La pecosa se llevó una mano al pecho, en señal de falsa ofensa, para luego esbozar una sonrisa burlona.
—Tenemos lo necesario para hundir a Luca.— inició Arthur.
—Y lo vamos a utilizar.— completó Tommy, pasando su mirada por los presentes, hasta sostenérsela a la pecosa.
Ésta asintió con la cabeza levemente, para mostrar su apoyo hacia la propuesta. Segundos después, tras haberse instaurado un gran silencio en la habitación, la pelinegra decidió levantarse de la silla y volver a guardar el libro en su lugar, para que así nadie, excepto los que ahora se encontraban en la sala, supieran de su existencia y dónde estaba guardado.
—Bueno, pues doy por finalizada la reunión de hoy.— giró sobre sí misma, para comenzar a caminar hacia la puerta.
—¿Das?— Arthur frunció el ceño. —¿Ahora mandas tú?
—Exactamente.— firmemente contestó. —Si queréis que todo esto acabe bien, vais a seguir mis indicaciones.
—Como me pueden las mujeres así.
—John, por Dios, no nos desconozcamos.— le asestó un manotazo en la nuca, mientras se paraba en la puerta.
—¿A dónde vas?— Finn, después de asestarle otro manotazo en la nuca a su hermano, preguntó.
—A por cigarrillos.
—Te acompaño.— se levantó de la silla, y ambos salieron de la sala, sin darse cuenta de la cara de pocos amigos que Tommy reflejaba.
—A estos se la suda todo, ¿no?— Arthur miró hacia la puerta, para luego volver a mirar a su familia, en parte divertido.
—Te has dado cuenta un poco tarde.— Ada comentó, mientras se encogía de hombros y mostraba sus dedos índice y pulgar a punto de tocarse. —¿Creéis que todo esto saldrá bien?
Al decir esto, las miradas de todos, se dirigieron instintivamente hacia Tommy, quien miraba ausente a un punto fijo. Sabía que lo estaban mirando, pero no podía dejar de concentrarse en el punto, pensando en cómo acabaría todo esto. Tenía un mal presentimiento de que no todo o todos acabarían bien. Y sabía que Vicki también lo presentía, por la conversación que hace unas horas había tenido.
FLASHBACK
Ambos se encontraban en el despacho del ojiazul, mientras el silencio se apoderaba del lugar. No sabían cómo empezar a hablar de todo lo que había ocurrido, y mucho menos lo que estaba por ocurrir. Sabían que por un mínimo error, todo se vendría abajo y acabarían muy mal parados, aunque la que más sufriría sería ella.
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𝐊𝐈𝐄𝐋 (2) | Finn Shelby
Fanfiction「 𝐋𝐈𝐁𝐑𝐎 𝟐 」 Después de lo ocurrido en Birmingham, lo único que quieren los pecosos es volver a ser felices, o al menos intentarlo. Parece que lo están consiguiendo, hasta que las cosas se vuelven a torcer por completo, mostrándoles todo lo con...