Las pinturas siempre tienen algo para contar

0 0 0
                                    

17 de enero del 2020,  yo me encontraba dentro de mi cuarto sentada en una silla de color rosado. En frente de mi había un cuadro grande, era rectangular y estaba en blanco. A mi alrededor veía muchos colores brillantes, eran las temperas esparcidas en el suelo. Y en mi mano izquierda sostenía un pincel largo y fino. De fondo se escuchaba  una hermosa canción del tipo clásico. Todo ya estaba perfectamente preparado para que yo empezara a pintar. Mi plan era crear algo que tenga una historia por contar, porque cada detalle tiene un determinado mensaje, y esos determinados mensajes son como partes de una historia que hay que saber unirlas correctamente, para saber qué es lo que nos está queriendo decir el artista. Por otra parte también podría decir que las pinturas tienen dos historias que contar, una es cuando el artista pinta lo que quiere contar y la otra es cuando el artista pinta el cuadro. Algunos cuadros llevan días terminar de pintar y esos días el artista pasa por diferentes experiencias al pintarlo. Recuerdo aquel día que me senté junto con mis amigos y a lo lejos se veía una hermosa pareja contemplando el bellísimo anochecer,  ahí se me ocurrió como tema principal pintarlo en el cuadro.

Comencé pintando el césped con distintas gamas de color verde, las rallas del pasto fueron pintadas imperfectamente para que tenga ese toque realístico, luego continúe usando el azul oscuro para hacer que se vea que es de noche en ese momento. Pero faltaba algo más para que se vea que realmente era hermosa esa noche, eran la luna y las estrellas, ellas fueron pintadas con el color blanco. Una vez que termine de pintar lo básico, me fui a comer algo porque tenía hambre y justo en ese momento mi hermanito entra, agarra el pincel y empieza a pintar. Por suerte,  lo vi y lo detuve. Lo malo era que había alcanzado a pintar una parte, y esa parte era donde estaría  la pareja. El color que había usado era rojo. Asique decidí hacerle un hermoso vestido rojo a la chica y que ambos estén  rodeados de rosas,  como símbolo de algo muy romántico. Recuerdo que a lo lejos de esa pareja había un puente lleno luces brillantes. Por lo tanto,  también agrega el puente. Pero otro problema se me había presentado,  el color amarillo se me había terminado para hacer las luces,  asique decidí hacer que sean coloridas.

Todo ya estaba casi terminado, solo me faltaban algunos detalles, dentro de ellos estaba el más importante, el anillo. En ese momento ese chico estaba pidiéndole casamiento a su novia.  Asique decidí hacerle lo más claro posible para que se entendiera. Ya se estaba haciendo de noche y aún quedaban por terminar los últimos detalles. Algo me estaba empezando a molestar y eran los mosquitos porque tenía la ventana de mi habitación abierta. Se me estaba haciendo difícil terminarlo,  porque me picaban por todas partes. Decidí hacer pausa lo que estaba haciendo y cerrar todas las ventanas,  para que no entren más. Cuando me deshice de los mosquitos molestos continúe con la pintura. Lo último era pintar algunas personas de fondo y listo.

Hacer una pintura no es fácil y lograr que otros entiendan lo que quieres trasmitir tampoco. Luego de haber terminado mi pintura me pongo a pensar lo que dice siempre Joseph Joubert “la historia debe ser sobre todo la pintura de un tiempo, el retrato de una época. Cuando esta se limita a ser el retrato de un hombre o la pintura de una vida, solo a medias es historia”.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 08, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

      Las pinturas siempre tienen algo para contarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora