CAPÍTULO 23

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Pasaron días, semanas, algunos meses, los cachorros ya empezaban a gatear más, dejando poco a poco el pecho del omega y volviendo a tener confianza en su padre rubio, como era de esperarse el menor de las crías aún se le dificulta acercarse pero ya hay un poco de avance, con el mayor todo lo contrario, le encanta estar con él, siempre se le encuentra riendo pero nunca lejos de su hermano.
La pareja de pilares siguió entrenando intentando repetir aquella vez en el distrito rojo pero no lo consiguen sin entender el porqué pero aún así se siguen esforzando.

-Aaahh ¿porqué no lo conseguimos?- dice exhausto Kyojuro.

-Ya saldrá tranquilo- sonrie el pelinegro mientras se seca el sudor con su manga pero se detiene -Mmm...¡¡Keiji!! ¡¡Keiichi!! Bajen eso!- se va corriendo donde se encuentran sus crías.

-¿eh?-va corriendo el rubio tras él -¡¡Niños no jueguen así!!-

Los dos gemelos viendo a sus padres "jugar" tomaron unas ramas caídas de un árbol y sentados empezaron a chocar entre sí sus ramitas imitando a sus padres. En el momento que los mayores los ven y se acercan rápido hacia ellos, el menor jugando suelta con vuelo y fuerza la rama apuntando a su hermano pero afortunadamente Giyuu llegó a tiempo pero desgraciadamente recibió el golpe.

-Uy! ¿Estas bien amor?- cierra los ojos Kyojuro cuando ve el golpe que le suelta.

-DA-DA WAWADA ADBALWA!!- reniega el menor que en su cabeza está dando un gran discurso.

-Tranquilo fiera- se ríe el alfa al ver como se queja su cría -H-hey a-aqui n-no! L-los n-niños!!- apenado y sonrojado intenta detener al ojiazul quien se le acerca sorpresivamente.

El azabache con el golpecito de Keiji, se levanta rápidamente acercándose bastante al alfa y pasando sus manos por su pecho hasta llegar a la cadera y tomar su katana.

-Caliente...puede ser que...- abre los ojos impactado el omega.

-O-oye!- se pone aún más rojo Rengoku.

-No hablo de ti! Caliente! Al usar tu respiración tu katana se pone caliente- explica aún impresionado Tomioka.

-Aah eso jaja...si! Supongo que la tuya se pone fría ¿porque preguntas eso?- pregunta curioso el pilar de la llama.

-Ven! Toca- el pelinegro le da la rama de la cría y descubre que igual Keiichi dejó su rama calentita así que se las da a Rengoku.

-Oh! ¿Como hicieron eso? Tal vez el sol...- intenta deducir el alfa.

Tomioka se da cuenta que los niños no paran de verlo más sosteniendo su katana -<son muy jóvenes aún...¿de verdad intentaron hacer la respiración de Kyo? ¡¿De verdad lograron un avance?! >- piensa y en respuesta a eso sonríe complacido -Así que ¿estaban imitando a papá? Mis pequeñas flamitas-

-¡¿de verdad?! ¡¿Les gusta mi respiración niños?! ¡Serán los siguientes aprendices de la respiración de la llama!- celebra y levanta su katana orgulloso el pilar alfa.

-Son pequeños aún pero lo serán- sonrie tiernamente Giyuu viendo a su familia rubia -<¿Me estoy enfermando? No me digas que...>- se detiene a pensar Giyuu mientras su pareja juega con los gemelos -K-kyo! M-me tengo que adelantar, no lleguen tarde!-se va corriendo lo más que puede.

-¿uh? Espera Giyuu!- va con cuidado tras él con los cachorros.

El azabache llega a su finca y se encierra en un baño, intentando controlar su respiración y limpiando su sudor, a los minutos llega el rubio preocupado.

-¿e-estas bien? ¿Necesitas algo?- toca preocupado Kyojuro la puerta donde se encuentra su pareja.

-Estoy bien! Por favor llévate a los n-niños!- responde nervioso el azabache.

-Claro, solo dime que pasa- aún insiste en saber confundido el rubio.

-T-te diré en un segundo- habla tartamudeando el ojiazul.

Rengoku aún confundido juega a los niños cansandolos y acostandolos exhaustos, después se va con el omega que lo encuentra ya fuera del baño preparando un té con varias hiervas, en ese momento el pilar de llama entendió que es lo que esta pasando así que se tapa la nariz sonrojado.

-H-h-hace tiempo que no te llegaba el c-celo!- exclama pasando saliva el alfa tratando de no alterarse.

-Fue por el embarazo, el tiempo de lactancia y todo eso- intenta inhalar y exhalar intentando controlarse pero se tambalea.

-V-vamos! Tienes que sentarte!- habla con voz temblorosa el de puntas rojizas.

-No! K-yo! T-te n-necesito!-exclama Tomioka con una temperatura alta y respiración alterada.

Kyojuro viendolo a los ojos y pasando a saliva se deja llevar por las feromonas que suelta el omega, empezando a besarlo salvajemente, abriendo con una de sus manos las piernas del pasivo, listo para comenzar con la acción y así se hace.

Después de un poco más de una hora, la pareja se encuentra apenas acabando, con un omega en celo feliz disfrutando cada penetración aún cuando haya terminado y este exhausto. Se separan antes de que termine el alfa y se quedan recostados sonriendo y tratando de tomar aire.

-Llevaré a los niños con mi padre por estos días- propone Kyojuro.

-Muchas gracias por eso- sonrie satisfecho el azabache.

-Jajaja ¿otra y nos dormirnos?- dice emocionado el alfa pegándose a su pareja.

El pelinegro se ríe y da la vuelta dándole la espalda y levantando su pierna, su contrario entiende la señal y por detrás empiezan un segundo round.

Terminan y a la mañana siguiente Kyojuro con ambos cachorros los lleva con su abuelo y su joven tío que los recibieron con mucho gusto. En el camino de regreso el pilar comienza a sentirse inquieto y con un calor intenso.

-<estoy entrando al celo, al mismo tiempo que Giyuu aaahh estos serán unos días jodidament* buenos>- se apresura para llegar con su omega -< tanto Giyuu como yo no estuvimos así por los cachorros ¿porque nunca lo noté? Soy idiot*>-piensa Rengoku.

Pasó poco tiempo, Kyojuro y Giyuu cogiend* como animales endémicos, disfrutando cada momento hasta que pasaron sus celos y llegó la hora de recoger a sus hijos, fueron por ellos y pasaron un buen tiempo de calidad en familia claro que esa felicidad no será para siempre por ahora...
En el pueblo más cercano que tienen esta pareja de pilares de su finca, hay dos seres escondidos con un plan.

-Espero que tu estupid* experimento valga la pena como para que tenga que venir hasta acá- reniega un demonio de pelo largo con haori morado.

-Obviamente, no te haría perder el tiempo- responde impaciente Akaza.

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