Este sueño estaba dividido en dos partes: No recuerdo todos los detalles, pero comenzaba conmigo en la sala de una casa, prendiendo un televisor antiguo, como de los años 60, donde transmitían una extraña película de terror que ocurría en un suburbio típico de los Estados Unidos; una bella mujer joven era asediada por una serie de extraños ancianos cuyos rostros mantenían una sonrisa permanente y desagradable, no dejando de repetirle saludos mientras la seguían a todas partes; ella les pedía que se marchasen, pero aquellos ancianos siniestros sólo aumentaban más y más de número; persiguiendo a la joven a través de las calles.
De la nada, el sueño cambiaba, y la película dejaba de serlo para convertirse en realidad, ahora la acción ocurría en las calles de Lima, y yo me encontraba sentado en la acera con dos desconocidos; uno era un vagabundo y el otro era una chica adolescente de cabellos negros: El vagabundo le decía a la joven que los ancianos que reían eran monstruos y que para ahuyentarlos no debía saludarles, sino insultarles y ser groseros con ellos; una ancianita de dulce aspecto se nos acercaba , y nos decía buenos días, sonriendo de forma estereotipada; la adolescente la mandaba al diablo groseramente, diciéndole que se largase, y la anciana emitía un bufido como de un gato, para luego desaparecer.
Los tres nos reíamos de ella, pero luego en las calles aparecían más de esos ancianos.
La segunda parte de mi sueño ocurría de noche; la misma adolescente de cabellos negros de la parte anterior del sueño se encontraba dentro de una iglesia, conversando con el párroco, quien lucía exactamente como el actor Elijah Wood (A semejanza de su papel en la película El último cazador de brujas) había un ambiente tenebroso en la iglesia, y al momento en el cual el párroco y la chica ingresaban a la capilla, descubrían que todas las imágenes estaban cubiertas por unas extrañas cortinas rojas, las cuales incluso se extendían por encima de los vitrales.
Frente al altar se encontraba de espaldas un hombre que el párroco identificaba como su superior, preguntándole el porqué de aquellos cortinajes escarlata; el otro hombre, sin volver el rostro, alegaba una excusa estúpida, algo acerca de una plaga de termitas y de una fumigación que se llevaba a cabo allí.
El párroco Elijah Wood alegaba que eso era una mentira, disponiéndose a retirar una de las cortinas rojas de una de las imágenes, pero el otro hombre se volvía furioso, revelando que su cara era como la de un macho cabrío negro; era el diablo mismo, que se abalanzaba sobre el párroco, y la chica salía huyendo de aquel lugar.
Ella recorría las calles, buscando una casa donde esconderse, pero el paso de muchas de las avenidas estaba bloqueado por rejas con candado; no habiendo además ni un alma en las calles; ella (¿O tal vez yo?) intuía que todos estaban en casa, profundamente dormidos.
Yo recuerdo haberme visto a mí mismo, a mi madre y a mi hermano mayor, los tres parados en el parque frente al edificio donde vivimos, esperando por el regreso de la chica.
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Diario de Sueños y Pesadillas
Non-FictionPues eso, un diario de las cosas que sueño últimamente.