05.- Beso.

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Desde que habían comenzado su extraña relación, entre ellos había solo una regla:

Solo sexo.

Así lo hacían siempre. Sunoo llamaba a Heeseung por teléfono a las tantas de la noche, y él le recogía en su coche, para ir al mismo departamento de siempre, a hacer lo mismo de siempre: Follar.

Desde el principio, Sunoo le había dejado claro a Heeseung, que lo que había entre ellos no era más que eso. El tenia una pareja: Sunghoon, y por lo tanto, estaba mal que tuvieran algo más que sexo duro. Su actividad sexual no pasaba de las embestidas salvaje de Heeseung y las mamadas de ensueño de Sunoo.

Nada de besos en los labios, caricias, mordiscos en el cuello, ni ningún tipo de contacto entre ellos, que pudiera hacerles parecer que eran pareja. Porque para eso estaba Sunghoon. Sunoo le tenia a él como novio y le podía pedir todos los besos, cariños y abrazos que las parejas se dan.

La primera vez que Heeseung, sin darse cuenta, casi se había dirigido a sus labios para besarle, tal vez por la calentura del momento, Sunoo le había detenido.

—¿Qué haces?—le había dicho aquella vez el menor, posicionando sus manos sobre los labios ajenos, alejándolos de los suyos—Estás aquí para follarme ¿recuerdas? Nada de besos, para eso tengo a Sunghoon.

El accidente no había vuelto a repetirse. Heeseung era un chico dócil y tranquilo, pero era bastante rápido si de sexo se trataba. Si Sunoo no quería besos durante sus relaciones sexuales, estaba bien. Él no le forzaría a hacer nada.

Lo que ellos hacia, para ser sinceros, no se le debería llamar sexo. Aquello era follar, dura y primitivamente. Poner tres dedos en el culo de Sunoo y luego de eso joderlo hasta venirse en su interior, para darle el mejor orgasmo de su vida.

Por eso nunca, jamas, bajo ninguna circunstancia, Heeseung y Sunoo se habían besado, y por supuesto que nunca se besarían.

O eso pensaba Sunoo.

[...]

Heeseung le había estado mirando por un buen rato. Se quedó quieto desde el sofá del salón viendo cómo Sunoo tomaba desesperadamente aquel vaso de agua y como movía su nuez de adan al tragar. Una gota de agua que se le había escapado recorrió todo su cuello hasta mojar su camisa.

Sunoo dejó el vaso sobre el lavabo de la cocina y se quedó inmóvil, con la mirada perdida en la nada. Estaba perdido en sus pensamientos, de eso Heeseung estaba seguro, le conocía demasiado bien. Porque él le miraba mucho y conocía todas la facetas del menor. Estaba preocupado por algo, Hee lo sabía.

—Sunoo—el nombrado escuchó la voz serena de Heeseung desde el sofá de living, sacándolo de sus pensamientos.

El menor estuvo a punto de girarse a verle, cuando sintió unas manos agarrarle las muñecas y hacerle girar sobre sus talones, quedando Sunoo indefenso contra la pared de la cocina, aprisionado por Heeseung, quién le miraba con el ceño fruncido y el rostro a unos centímetros del suyo, manteniéndole las manos presas sobre la cabeza, para que no pudiera moverse.

—¿Heeseung? S- suéltame... ¿Q-qué rayos estas...?—le reclamaba Sunoo, agitando sus manos aprisionadas para tratar de liberarse del agarre del mayor.

—¿Te importaría mantener esa deliciosa boquita cerrada?—le susurró Heeseung con un tono tranquilo, pero imponente, a la vez que mantenía los ojos fijos en los labios de Sunoo—Ahora vamos a jugar un poco... Pero esta vez lo haremos a mi manera.

Sunoo trato de responder algo, lo que fuera para liquidar aquella incomoda cercanía entre él y Heeseung. Podía sentir su aliento sobre los labios. La respiración de Heeseung estaba tan tranquila como siempre, como si no estuviera pasando nada. Sunoo, por su parte, llevaba el pulso a mil por hora, y le avergonzaba un poco que la corta distancia entre él u Heeseung pudiera hacer que el mayor supiera de lo nervioso que estaba Sunoo por encontrarse en una situación como aquella.

MORE THAN SEX | HEESUN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora