Capitulo Uno: 𝐈𝐦𝐩𝐨𝐫𝐭𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐂𝐨𝐧𝐟𝐞𝐬𝐢ó𝐧.

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   Una tarde normal en la ciudad de Nueva York, para las personas movida, inquietante, divertida, tantas cosas pudo haber sido de su día

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   Una tarde normal en la ciudad de Nueva York, para las personas movida, inquietante, divertida, tantas cosas pudo haber sido de su día. Mientras tanto, en las alcantarillas, para las tortugas mutantes fue, peculiar.

El cuarteto estaban en un lugar que desconocían, como siempre la curiosidad los ganaba (para no mencionar cierta tortuga de venda azul que deseaba salir desesperadamente de la cueva) y decidían en llegar a donde ellos podían llegar.

Todos daban sus asombrosas piruetas, brincos y gritos de asombroso por cada salto en los edificios, todos estaban enfocados encontrando la diversión; uno anhelaba por pedir pizza, otro buscar maleantes y darles un merecido, otro prefería quedarse en su zona feliz pero no tuvo de otra que acompañar a sus hermanos para asegurar de su cuidado y bienestar. Y, quizás encontrarse con algún aparatejo que valía un millón en botes de basura; para mejorar o hacerlo mejor de lo que era antes. Y, finalizando con el ultimo hermano, buscaba distracción. Sentía una inmensa necesidad de contar e ignorar una sola cosa que tenía en su cabeza.

Tenía muchas ideas, y las consideraba increíbles como él, pero aquella destacaba demasiado. Era una locura. No podía atreverse, pero ni el mismo se podía contener. Lo quería soltar, gritar a los cuatro vientos, confesarlo.

— Chicos —murmuro leonardo, provocando que todos frenaran, ¿se sentía mal? ¿algo se le olvido? ¿daría berrinche? tanto preocupación y lo mismo que desinterés en su hermano se presentó en la escena—, quiero decirles algo...

Miraron con atención a Leo.

— ¿Les he dicho que... —formó una pausa— Nueva York es tan suertudo de tener a este manjar hermoso y perfecto? —posaba de manera dramática mientras que cerraba sus ojos cual caricatura animada y cómica.

Donatello bufó por aquello, era obvio que diría tal cosa "importante", al igual que Raphael y Mikey rodaron los ojos y dieron una queja que no se escuchara para ofender al Sr. Vanidoso. Raphael fue el que hablo para no seguir o llegar a una tonta discusión.

— Como sea, esto se pone bastante aburrido —dirigiendo su vista a todos lados para contradecirse y empezar con la diversión, mas nada a su vista aparecía y decidió buscarlo empezando a vacilar—. Quizás, si vamos por haya... —mencionó para empezar a desaparecer en un extremo del edificio. 

— ¿R-Rapha? —preguntó Mikey para al menos obtener su atención y que no se marchara, fue en vano, ya se había ido. Solo suspiró por su intento de llamarlo.

Leonardo vacilaba en su cabeza, visualizando a la tortuga que ahora, en vez de mirar a sus hermanos miraba su celular. ¿Por qué? ¿por qué a mí? ¿por qué vino esa idea tan repentina y, grandiosa, pero estúpida? Pensaba en sus adentros. Negó varias veces ante lo que pensaba y se levantó, sacando su típico lado coqueto, molesto y gracioso.

— Bueno muchachos, ya se nos perdió. ¿No es así, Donnie? —acercándose al nombrado y colocando su brazo en el hombro de este. Recibió un tono de asentimiento. Esperaba algo más.

꧁𝔇𝔦𝔪𝔢 𝔓𝔬𝔯 𝔗𝔲 𝔑𝔬𝔪𝔟𝔯𝔢꧂- 𝕷𝖊𝖔𝖙𝖊𝖑𝖑𝖔 (✓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora