Eran casi las 4:00 am cuando Ella, demasiado agotada ya como para mantenerse en pie, anuncio que, a pesar de lo animada que estaba la noche finalmente se iría a dormir, no sin antes asegurarle a sus amigos que para ella no era un problema regresar sola a su cuarto.
Realmente tenía que admitir que la había pasado incluso mucho mejor de lo que esperaba, e incluso se iba tranquila porque sabía que al final Viviana había logrado relajarse del todo y la prueba de ello estaba justamente en la enorme sonrisa que se había dibujado en el rostro de su amiga asi como en la mirada agradecida que acababa de dedicarle Aaron y aunque sabia que no solo ella, sino también el propio Darío había colaborado sin saberlo para que Viviana remitiera su inquietud, no podía menos que regocijarse por haber aportado un granito más a la relación de ellos dos.
Sentía que solo por aquel cierre había valido la pena haber vivido todo aquel extraño despliegue de emociones en el que se había convertido la noche así que, tras amenazar a Aaron con terminar su amistad si dejaba a Viviana atrás solo por irse con ella, termino por deslizarse hacia el suelo dispuesta a cumplir con su cometido antes que alguno de ellos cambiara de opinión y sin embargo justo en el momento en que se daba media vuelta no pudo menos que asombrarse al ver que Darío, tras despedirse de los chicos, se dispuso a acompañarla de regreso a la zona de las habitaciones.
Sabía que no había forma de librarse de su compañía por más que quisiera, no tenía que conocer demasiado a Darío para saber que ahora mismo su rostro era la más viva estampa de la determinación y que por más que ella asegurara que no era necesario él se mantendría inamovible en su propósito así que...dado que ninguno de ellos parecía estar dispuesto a que atravesara aquel jardín completamente sola a aquellas horas, al final no le quedó más remedio que aceptar.
De este modo recorrieron la mitad de aquel camino empedrado e iluminado por las farolas sumidos en el más absoluto silencio mientras que ambos (cada uno por razones diferentes) no paraban de pensar en que forma podrían romper aquel espeso silencio sin que el otro pudiera malinterpretarlo.
-Humm...Darío
Rompió finalmente el hielo Ella, mientras intentaba hilvanar coherentemente sus ideas sin que sus palabras sonaran como algo vacío o forzado, optando al final por el clásico e infalible: Gracias, que, sin embargo, provoco que Darío tuviera que hacer gala de todo su esfuerzo por no quedarse congelado en el puesto.
- ¿Gracias por qué Ella? - ni en sus mejores sueños hubiera imaginado que fuera justamente ella quien comenzara a hablar- No tienes por qué agradecer que te halla acompañado, por un lado ya quería irme también y por el otro más que un deber es un placer.
-No, no es eso o... bueno sí, gracias por eso también-Darío intentó no sonreír al ver el modo en que la chica agitaba la cabeza como si con esto pudiera poner en orden sus pensamientos.
Incluso cuando estando confundida Ella no perdía su esencia de: "soy una chica fuerte y tengo el control" que tanto le gustaba.
- Lo que quiero decir-siguió caminando con la vista puesta en algún punto frente a ella- Es que... te agradezco que hallas salido en mi defensa esta noche. Yo, hum- lo miro directo a los ojos-De verdad no lo esperaba.
-Ella eso era lo que tenía que hacer-se revolvió incómodo sin saber cómo gestionar el hecho de que le diera las gracias por casi haberle caído a golpes a aquel imbécil.
-No Darío, créeme no es ''algo" que tenías que hacer- esta vez, si que detuvo su paso del todo- Y menos teniendo en cuenta que básicamente te he estado usando de saco de boxeo para descargar mi mal humor en ti
Apretó los labios intentando sostenerle la mirada. Ahora que lo pensaba fríamente no es que estuviera demasiado orgullosa con su comportamiento de los últimos días.
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A Cinco Años de TÍ
RomanceElla Robins acaba de sufrir su primera gran decepción amorosa la cual la llevaría a chocar, de golpe, con más de una verdad y una mentira respecto a aquel chico que había sido su pareja durante todo un año. Dispuesta a renacer cual Ave Fénix...