El zorro meticuloso

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Una tormenta se acercaba a la zona donde se encontraban Kazuha, Gorou, Beidou, y compañía, el viento soplaba cada vez con más fuerza. De un momento a otro los relámpagos comenzaron a dejar ciegos por momentos a todos los que se encontraban en ese área, de un momento a otro se hizo presente una figura delgada, con ojos y pelo color violeta eléctrico, Kazuha sintió como su corazón se aceleraba de repente y su rostro boquiabierto fue suficiente prueba para que los demás entiendan lo que estaba sucediendo.

— E-es la Shogun... — dijo Gorou inmóvil.
— ¡¿Cómo es que apareció aquí sin que nos demos cuenta? — Beidou apretó los puños.
— No se acerquen, su rango de ataque es gigante. — exclamó Kazuha apoyando su mano en la espada de su cintura.

La Shogun caminó mientras su silueta se iluminaba una y otra vez por la luz de los truenos.

— Ustedes... ¿Acaso desean convertirse en mis enemigos? No hay ningún lugar a donde puedan escapar.
— Oye, no sé bien que está pasando pero creo que te estás excediendo al quitarle a la gente sus visiones... — Beidou lentamente tomó su mandoble mientras hablaba.
— ¿Y tú quien eres? No eres de Inazuma. — la Shogun la miró de reojo.
— No, no lo soy. Vengo de Liyue, la tierra de los contratos.
— Beidou, ¡No bajes la guardia! Ella podría atacar en cualquier momento... — dijo Gorou preocupado.
— Lo sé, estoy preparada por si quiere cruzar unos buenos golpes conmigo. — la joven pirata sonrió.
— Ésto no es de tú incumbencia, pero no pasaré por alto ningún tipo de amenaza. — dijo la Shogun cerrando los ojos.
— Yo creo que es de mi incumbencia desde el momento que te metiste con mis amigos.

Dicho ésto Beidou se lanzó a toda velocidad, su pesado mandoble golpeó una y otra vez el sueño al no poder asestarle ningún golpe al enemigo, la velocidad con la que se movía la Shogun era casi imposible de seguir con los ojos. La lluvia había comenzado a caer y el suelo se volvía más inestable a cada segundo, la Shogun en ningún momento atacó pero con el pasar de los minutos Beidou comenzó a agotarse.

— Baja tu arma, no tiene caso que sigas. Mira a tus amigos, ellos saben que no tiene caso.
— Beidou, no podemos hacerle frente individualmente... ¡Vayamos a ayudarla!

Kazuha miró a Gorou y salieron todos corriendo en su ayuda. A pesar de los repetidos intentos ninguno llegó a golpear ni una sola vez.
La Shogun suspiró y con un movimiento de su espada los lanzó a todos por los aires, se acercó lentamente levitando sin tocar el barro hacia Beidou y la miró.

— Me da curiosidad que te lleva tan lejos para luchar contra mi a pesar de venir de otra nación... ¿Es que no tienen asuntos que atender en Liyue? — la Shogun apuntó su lanza hacia Beidou.
— No lo creas, en mis tierras me espera alguien que si no vuelvo en una pieza se va a enojar muchísimo. Y créeme que da más miedo que tú. — Beidou sonrió.
— ¿Así que todavía osas faltarme el respeto? Entonces éste será tu fin.

La Shogun giró rápidamente su lanza y la electricidad se comenzó a reunir en la punta.

— Hasta nunca, capitana Beidou.

Se escuchó una explosión y de repente todos se encontraban a metros de distancia producto de la onda expansiva. Todos levantaron la mirada temiendo lo peor...
En ese instante vieron una especie de luz que provenía de distintos puntos a su alrededor y cubría la figura de Beidou, quien aún yacía en el piso.

— ¿No crees que estás yendo demasiado lejos querida?

Una voz burlona sonó entre los truenos, la mirada de la Shogun cambió de repente y su semblante se volvió más suave y natural.

— ¿Miko? ¿Que haces tú aquí...?

Repentinamente el tono de voz de la Shogun tampoco era el mismo, todos se miraron completamente confundidos. Beidou comenzaba a recuperar la consciencia de a poco.

— Cielos... Mira que hacerme venir hasta este lugar despoblado, me enojaré mucho si resulta que mis finas ropas se ensucian con todo este barro...
— Te lo advierto, solo me he hecho presente por tratarse de tí, date media vuelta y vete de aquí. — la Shogun bajó su lanza.
— ¿Que se ha hecho presente? ¿De que está hablando? ¿Quien es entonces la persona que estaba delante de nosotros? — Gorou miró completamente consternao a Kazuha.
— Ya veo, mi teoría era cierta... Esos rumores no eran infundados, la Shogun Raiden era en efecto una marioneta controlada por nuestra arconte...
— Querida, me costó mucho encontrar el momento de poder cruzar palabras después de... ¿Cuántos siglos han pasado?

El cabello rosa de aquella mujer iluminaba aquellas escena oscura, con unos ojos hipnóticos y una sonrisa divertida hizo en unos segundos que el aire deje de ser tremendamente pesado.

— Por favor, esta escena es muy deprimente, preferiría algo más alegre... Aunque quizá me sirva de inspiración para alguna novela o--
— ¡Silencio! Te estoy diciendo que te retires.
— Oigan ustedes, creo que hay una persona que quiere hablar con ustedes, es una persona de cabellos dorados que dice venir de otro mundo... Yo les recomiendo ir al centro de Inazuma para hecharle un vistazo.
— ¡Miko! ¿Acaso eres mi enemiga? — la Shogun alzó nuevamente su lanza.
— Querida, que falta de respeto... ¿Quien crees que te enseñó varios de tus truquitos?

La astuta mujer tocó con la punta de sus dedos la lanza y automáticamente ambas fueron llevadas a otra dimensión, al plano de la Eutimia onirica, dónde se encontraba resguardada la verdadera arconte.

— ¿Por qué haz venido aquí? Éste es un lugar donde yo debo permanecer sola para meditar
— ¿Meditar? ¿Acaso planeas estar aquí sola para siempre? Es un destino bastante cruel, incluso como castigo.
— ¿Castigo? ¿Que estás implicando?
— Ei, puedes engañar al resto, pero no a mí... — la mujer de cabello rosa se acercó lentamente — yo conozco todo de ti, te conozco desde siempre. No hay nada que puedas esconderme...
— ¿D-de que estás hablando? Ten más respeto por la diosa de la eternidad.
— Tu eternidad es bastante egoísta, ¿O es que acaso estarás escondida aquí para siempre para no hacerle frente a la realidad?
— ¿La realidad? Estoy luchando por el bien de Inazuma, alguien deb--
— Oh mi pequeña Ei, tan solitaria y perdida... — Miko acercó su rostro al de Ei — seguro te haz sentido muy sola aquí...
— ¿Q-que estás haciendo? Ésto no es propio para un--
— ¿Oh..? ¿Que no es apropiado? Y eso que aquí, en éste lugar, no hay nadie más que nosotras...

Miko tomó la cintura de Ei con una mano y con la otra tomó con seguridad el rostro de Ei, quien se quedó muda mirándola a los ojos.

— Tu marioneta se veía algo... Estresada... Si ella es un "reflejo" de tí, supongo que necesitas que te ayude a relajarte un poco. — dijo Miko mientras acercaba sus labios a Ei.

 — dijo Miko mientras acercaba sus labios a Ei

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⏰ Última actualización: Oct 09, 2022 ⏰

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