Día 4: Cuento de hadas

1.5K 201 16
                                    

[+18]

Cuando finalmente el telón se cerró pudo soltar un agobiado suspiro y mil groserías musitadas porque quería golpear a su gemelo por meterlo en ésto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando finalmente el telón se cerró pudo soltar un agobiado suspiro y mil groserías musitadas porque quería golpear a su gemelo por meterlo en ésto.
Aunque pensándolo bien no culpa el buen corazón de su hermano, después de todo son niños, no los tolera del todo pero si su hermano se siente bien ayudándoles, pues no tiene valor de quejarse.

Mitsuya se ofreció a ayudar en la organización de una obra de teatro benéfica con las chicas del club de costura, Hakkai le ayudó buscando actores y acudió con su buen amigo Souya y así siguió la cadena, resultando Nahoya como el actor principal por su nula vergüenza y cero pánico escénico.

Caperucita roja no era su cuento favorito, pero admite que le gustó ser Caperucita y correr del lobo malvado quien resultó ser Draken.
Aunque no quiere quejarse tanto si Souya como Hakkai y Mitsuya le prometieron invitarle a comer a un tenedor libre a cambio de ser el protagonista porque nadie tenía las agallas de hacerlo.

Mutō se ofreció a llevarlos a casa en auto porque se sintió mal luego de carcajearse de su amigo vistiendo un lindo y campestre vestidito rojo y una dulce caperuza femenina.
Souya no aceptó el viaje porque ya había armado planes con Hakkai y Chifuyu de ir a casa del más alto para tener una pijamada, pero agradecía el buen gesto.

Se despidió de su amigo y bajó del vehículo con su mochila al hombro. Sus pequeños zapatos de tacón bajo resonaban sus pasos y más aún al entrar a su hogar con piso de madera y descubrir que don idiota ya llegó a invadirlo.

Quitó el calzado y se adentró en la sala pillándoselo dormido en el sofá sin camisa con una bolsa de papas abierta en el suelo y la televisión prendida.

Despertarlo cuesta mucho, así que su mejor táctica era tomar vuelo y lanzarse sobre él, cosa que obviamente funcionó y sacó un quejido grave al de trenzas.

—Mierda, ya deja de hacer eso...— Llevó su antebrazo a sus párpados evitando la luz.

—Cuesta que te despiertes ¿Qué haces aquí?—

—Vine a mendigarte y rogarte de rodillas que me hagas de cenar, bebé.— Mencionó mimado con un puchero en su rostro, sin quitar su brazo de su visión.— Rindō invitó a Souya a casa así que asumí que debía irme.—

Enarcó una ceja ¿Que su hermano qué?

—Souya está en una pijamada con Hakkai y Chifuyu, no puede estar con tu hermano...—

—Rindō ya debe tener las piernas de Souya sobre sus hombros, no seas tan ingenuo, tú también mentías para verme al principio.—

—Sí pero es distinto, yo le mentía a mis padres, no a él.—

—Me prendía saber que les decías que estabas estudiando conmigo cuando en verdad sólo te tuve contra la muralla toda esa tarde.— Habló ronco, su rostro había tomado un ligero color.

Ranley Week 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora