Capítulo 39

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A continuación aparecerán una serie de fechas en los siguientes capítulos, esto con motivo de que no se pierda la línea temporal ya que algunos sucesos de la historia sucederán de manera simultánea.

Algunas cosas sí pueden ser irrevocables.

25 de Abril.

Damien

Me veo obligado a meter las manos en los bolsillos de mi abrigo cuando siento los dedos entumecidos debido al frío. La lluvia cae de manera torrencial sobre Londres y me encuentro completamente empapado cuando cruzo la entrada principal del comando.

Apenas capté las palabras de Alessandro tomé mi maleta y subí a mi avión, ni siquiera crucé palabras con Enzo o con cualquier otro Di Genova, tampoco pude prestar atención a lo que decía pues estaba completamente concentrado en llegar lo antes posible a mi ciudad.

Una parte de mí aún tiene esperanza de que Anastasia no haya sido tan irresponsable y desobediente como para asistir a un lugar al que tenía prohibido ir.

Siento los latidos del corazón desbocados en mis oídos. La sangre en mis venas bombea con una rapidez que incluso parece sobrenatural. Estoy tenso. Hasta el último músculo de mi cuerpo está tenso.

Con un dolor insoportable de cabeza me abro paso en el pasillo del comando yendo directo a la sala de reuniones donde se supone debe estar todo el equipo.

Con un estrepitoso impacto abro la puerta captando la atención de los que hay adentro. Ni siquiera me molesto en darles importancia solo me enfoco en encontrar a quién quiero ver pero no localizo su rostro por ninguna parte.

Los ojos de Scott se clavan en mí al instante, su mirada está tensa, ansiosa y cuando mis ojos hacen contacto con los suyos los aparta de inmediato, un gesto no propio de él. Reparo en los demás. Jenna no despega la mirada de la laptop que está frente a ella y Melody tiene el semblante cansado como si acase de llegar de un largo viaje y le acabaran de dar una terrible noticia.

Al otro lado Declan está de pie tecleando algo con demasiada urgencia y no me gusta lo que veo.

—¿Dónde está? —exigo saber, ansioso por obtener una respuesta que no llega—. ¿Dónde está?

—Damien.

—No te atrevas —señalo a Scott en un alarido furioso cuando utiliza ese tonito empático conmigo—. Díganme dónde demonios está o...

Mi amenaza queda a medias cuando visualizo a Claire cruzar la misma puerta por la que entré.

—¿Dónde está Anastasia? —reitero la pregunta, esta vez con más autoridad y más frialdad que antes.

Da una mirada a sus cobardes compañeros y a diferencia de ellos no tarda en darme una respuesta.

—La perdimos —su respuesta me deja quieto en mi lugar. La cabeza me martillea terriblemente y ella parece notarlo porque se apresura a aclarlo—. Tuvimos problemas en la misión, algo salió mal y...los búlgaros la tomaron.

Y ahí está de nuevo, mis cimientos tambaleándose con más fuerza. La oscuridad a la que soy sometido con solo esas simples pero dolorosas palabras que me dejan caer en un abismo en el que no creo encontrar salida.

Un cúmulo de emociones me atraviesan. La sangre bombea con tanta rapidez que soy capaz de escucharla en mis oídos, el corazón solo es un órgano que está luchando una carrera frenética por no detenerse ahora mismo y mi cerebro quiere explotar por tantos pensamientos que invaden mi mente, que en su mayoría son negativos.

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